Feria y fiestas de San Fernando 2024

Emilio de Justo: «Cáceres es tierra de muy buenos aficionados a los toros y eso se está notando en las taquillas»

Mano a mano del diestro cacereño con El Periódico Extremadura

Vídeo | Entrevista a Emilio de Justo

Jorge Valiente

El arte del toreo ya asoma en Cáceres. Se afinan clarines y timbales. La tauromaquia regresará a la ciudad por San Fernando. Feria y toros, como siempre fue. Cinco años después, la Era de Los Mártires acogerá dos corridas. Desde entonces, la plaza no ha vuelto a retumbar con un olé, ni ha habido palmas, ni ha sonado un pasodoble, ni un ‘oh’. La de Emilio de Justo (Torrejoncillo, 1983) es una historia de superación a la altura de pocos toreros al igual que le ha ocurrido al coso cacereño. Forjado a fuego, el diestro se mantiene como figura del toreo a base de casta, amor propio y una forma de manejarse en la vida y en la arena que solamente le pueden traer cosas buenas.

La sonrisa de su cara y la profundidad de su mirada es a sus palabras lo que una media verónica templada a un saludo de capote, la antesala de un trasfondo puro. Todo en él huele a torero. Su manera de torear ha conquistado a la afición tanto desde la vertiente racional como desde la sentimental. De Justo llega puntual a la cita con El Periódico Extremadura en la terraza del parking Obispo Galarza, acaba de venir de entrenar. Posa con naturalidad y de fondo unas increíbles vistas a la parte antigua.

Emilio se muestra muy cercano con sus paisanos y se fotografía con todo aquel que se lo pide. La entrevista se desarrolla en el bar la Esencia Extremeña (un auténtico santuario para los amantes de los buenos pinchos), con mucha nostalgia y admiración por su tierra a la que le debe su formación humana y también la torera, De Justo reflexiona con calma y con sinceridad dice que «Cáceres es tierra de muy buenos aficionados taurinos y eso se está notando en las taquillas. La gente esperaba la noticia con bastante ilusión y para mí es un privilegio torear en casa. Un mano a mano con Alejandro Talavante siempre es muy especial y tiene magia. Él ejerció como testigo de mi alternativa en esta plaza y es uno de los toreros a los que más admiro. Hay pocas cosas en este mundo que te pueden llevar a la felicidad plena y torear en mi ciudad es una de ellas».

Cinco respuestas para cinco preguntas



-¿Un sitio para tomar una cerveza o un vino en Cáceres?

-Cualquier sitio de la parte antigua.

-¿A qué lugar volvería siempre?

-A Torrejoncillo.

-¿Una canción?

-‘Vuela alto’, de Julio Iglesias.

-¿A qué le tiene miedo?

-A no tener ilusión.

-¿Con qué se maneja bien entre fogones?

-Con casi nada (risas), soy un poco negado para la cocina. Con la pasta y el arroz, pero poco más.

Torear es su vida desde temprana edad (aunque de pequeño quería ser jugador del Real Madrid), una máxima en sus formas y consciente, desde entonces, de que la convicción en lo que persigue fue el primer paso para ir consiguiendo todos sus sueños. Se define como una persona muy sensible, esa facilidad para sentir todas las emociones de un modo tan intenso, forma parte de la magia de su tauromaquia. «La vida es como una noria en la que nunca puedes tener la certeza de dónde vas a estar. En la tauromaquia pasa lo mismo que en la vida: un día estás en lo más alto, y otro abajo del todo. Por eso yo digo que lo que al final cuenta es tu trayectoria, lo que has sido capaz de ir sumando, el que te recuerden, y tener a gente que te quiera», explica.

Ilusión

Asimismo, se basa en la conciencia para advertir de que su trabajo lo hace ante un animal bravo en movimiento que no atiende a órdenes, del mismo modo que no sale a la plaza con una faena premeditada. Siempre se ha dicho que en la tauromaquia, el torero propone y luego llega el toro y lo descompone. Sí es cierto que Emilio de Justo posee ese duende en la cabeza y en las manos que le permiten adaptarse a los inestimables. «La ilusión es el motor que hace que uno no flaquee a la hora de seguir mejorando cada temporada. Siempre vas avanzando».

De Justo estuvo muy cerca de conseguir su quinta puerta grande en Madrid el pasado 17 de mayo y lo hizo dando un golpe en la mesa. Tras una aterradora cogida, puso patas arriba al público de la capital española ante un exigente toro de La Quinta (Periquito), en una tarde que vendieron todas las entradas. «Estuve muy a gusto y la verdad que pude sentir al animal en muchos momentos emocionantes. Disfruté bastante con el toro a pesar de la voltereta, era un toro muy importante y una de las mejores faenas que he realizado en Las Ventas. Lástima el descabello», recuerda el diestro. No se triunfa sin esas particulares formas, con tanta clase como la que demostró en la mejor plaza del mundo, su casa, donde el próximo 7 de junio hará su segunda comparecencia en San Isidro (también se han vendido todos los billetes).

Su toreo no tiene estridencias, es pausado en la plaza al igual que se expresa tomando un refresco. Habla con suma elegancia, mostrando en la calle la misma madurez con la que se expresa en los ruedos. Mide las palabras a la hora de responder las preguntas que formula este diario como mide la distancia a la que debe poner la muleta en la cara del animal para sentirse dominador, sin parecer en absoluto que lo es. No es posible el triunfo en la arena si en la vida eres esquivo a no coger el toro por los cuernos. ¡Suerte, maestro!

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