La localidad de Cedillo se sitúa al suroeste de la provincia cacereña, en la confluencia de los río Tajo y Sever. Es el pueblo más occidental de la provincia, limitando al norte, sur y oeste con Portugal, concretamente con las regiones del Alto Alentejo y Beira Baixa, y al este con Herrera de Alcántara. Su cercanía con el país luso provoca que esté más cerca de Portalegre que de Cáceres, y a menor distancia de Lisboa que de Madrid. El Tajo, a su paso por esta tierra, es todo un paraíso natural por su riqueza y belleza.

Las primeras noticias que se tienen sobre la existencia del pueblo datan del siglo XVI. En aquel tiempo sus habitantes eran unos pescadores que tenían una barca en el río Tajo, sitio conocido como Puerto Viejo, del que se servían los que tenían necesidad de desplazarse a Castelo Branco desde el Alentejo o viceversa por ser el camino más corto, ante la ausencia de carreteras y caminos, a esta situación se unió el hecho de que en Portugal eran frecuentes las recogidas de personal para el ejército, y ello contribuyó a que a estos barqueros se les sumaran otros que encontraban en estos parajes un lugar idóneo para su refugio. Con el tiempo fueron abandonando la orilla de los ríos para establecerse en el paraje conocido como Cabezo Chozo.

No obstante, puede afirmarse que hubo presencia humana antes, ya que se han hallado restos megalíticos del siglo II a.C.

Su primer gobierno local se remonta al siglo XIX, pero dependía del Ayuntamiento de Herrera de Alcántara, aunque pasado un tiempo, en sesión celebrada el 15 de agosto de 1838, la Diputación de Cáceres acuerda conceder la independencia a Cedillo.

TIERRA DE DOLMENES

Los estudios y dataciones realizados en un primer conjunto recogen un número de 23 dólmenes, entre los que destaca la excavación realizada en el de La Joaninha que es uno de los que se conserva en mejor estado y tiene en su enlosado de pizarra una de sus peculiaridades.

Otro de los monumentos más vistosos y en mejor estado de conservación es el llamado La Tierra Caída I, de grandes dimensiones y con las lanchas colocadas aún en su forma originaria. Son destacables también las tumbas antropomórficas, sepulturas excavadas en la roca muy bien conservadas y atribuibles a la alta Edad Media.

Respecto a los edificios religiosos, reseñar la parroquia de san Antonio, destacable porque su arquitecto fue Juan Bautista Lázaro de Diego, uno de los más importantes de la arquitectura española de finales de la segunda mitad del siglo XIX. Otro edificio singular es el denominado Casón que alberga un interesante museo etnográfico creado con la colaboración de todos los vecinos.