Han pasado cinco días y no se sabe nada sobre el grupo de personas que protagonizó un tiroteo en un pequeño pueblo de León el pasado sábado y donde perdió la vida un joven de 30 años vecino de Moraleja.

Oficialmente no hay ninguna nueva detención, salvo la del hermano de la víctima, J. R. F., de 43 años, que a pesar de que fue puesto en libertad con cargos en la tarde del lunes, tan solo unas horas después volvió a la cárcel de Mansilla donde permanecerá 15 días en prisión preventiva, acusado de un presunto delito de amenazas a los agentes de la autoridad, según confirmaron fuentes próximas a la investigación. Lo que está claro es que el autor o los autores del asesinato siguieron a su víctima hasta León para acabar con su vida.

Solo los implicados en la reyerta sabrán a ciencia cierta qué sucedió el sábado al mediodía en la calle Menéndez Pelayo de Villaobispo de Regueras y qué tipo de negocios se traían entre manos para salir a tiros de una pelea. Los vecinos de Moraleja especulan sobre todo tipo de rumores. Se habla incluso de los nombres y apellidos de los autores, aunque la versión oficial no aporta aún ningún dato nuevo.

Precedentes

La víctima, A. R. F., había huido hasta León y se sentía amenazado. De hecho, el 21 de septiembre se libró de milagro. Una bala, 9 milímetros parabellum, le dejó tocado y tuvo que pasar por el hospital de Coria. Es el mismo calibre de la bala que le mató en León. El tiroteo de Coria también causó una gran alarma durante la madrugada de ese fin de semana y en una zona de copas donde había decenas de personas en la calle. Permaneció ingresado cuatro horas y pidió el alta voluntaria. Entonces la familia ya se planteó trasladarse para evitar que esto pudiera volver a suceder, aunque no ha podido evitar la tragedia. Hace un mes y medio la Guardia Civil no practicó detenciones y de momento parece que tampoco se ha encontrado al culpable.

La Delegación del Gobierno en León ha confirmado que cuentan con la colaboración de las autoridades de Extremadura y la búsqueda se ha centrado fuera de aquella provincia, ya que una de las hipótesis es que los implicados hayan vuelto a Extremadura. La inquietud en Coria y Moraleja se trasladó hasta Villaobispo y aún hoy no ha llegado la calma ante la ausencia de detenidos.