Miajadas lleva con orgullo el título de ‘Capital Europea del Tomate’. Una escultura de esta verdura de 12 metros da la bienvenida a sus visitantes, pero la localidad, curiosamente, destaca por sus casas solariegas. Algunas de las más imponentes se pueden ver en la calle Donoso Cortés. En esa vía, en la esquina con la plaza del Rollo Blanco, encontramos en el número 7 una vivienda esplendorosa, de dos plantas, con balcones impresionantes, y que es tan grande que da la vuelta por la rúa Ubaldo Sánchez y desemboca en la plaza de España.
Otra interesante está en el 17 de la travesía Matadero con Donoso Cortés, resaltando las conchas de su fachada. En esa pasarela hay muchos inmuebles tradicionales de la arquitectura miajadeña, con sus doblados y sus llamadas puertas falsas, utilizadas como cocheras o antiguamente para el paso de bestias y carros, como la situada en el número 40. Más allá, la del 28 conserva una curiosa placa de Seguros La Estrella que es toda una reliquia. Antes, la del 26 presume de arcos, y un patio interior. En el 7, frente a la Joyería Ortega, el viajero no puede pasar por alto otro tesoro compuesto por su enrejado, cerámicas y puerta de entrada que conserva en chapa la imagen de una Virgen.
En la calle Real, en pleno centro. el complejo cultural municipal del Palacio Obispo Solís. Pasamos por la del número 47 con sus originales puertas. En las cercanías hay tiendas como El Bartolo Extremeño o la zapatería de Andrés Nieto. De ahí vamos a la vía de Azcárate. En el 33 llama la atención la imagen de un Cristo en la puerta, costumbre la de las figuras religiosas que se extiende por otros inmuebles. Luego, en la rúa Enrollada, el número 50 tiene un precioso patio, que conserva el pozo; es el domicilio de las hermanas Masa, bastantes de ellos dedicados a la ganadería; o la del número 38, seguramente una de las más hermosas, con tres plantas y cinco balcones.
Y para finalizar el recorrido, dos más, la del número 3 de García Lorca frente a la parroquia de Belén y la del 92 de la avenida de Trujillo, una de las grandes joyas de la corona de Miajadas, un pueblo que es mucho más que tomate, es un lugar de fachadas con alma.
