Verjas bajadas, puertas cerradas. Esta es la realidad que han vivido por desgracia algunos negocios derivada de la situación provocada por el coronavirus en la provincia de Cáceres. La hostelería es uno de los sectores más golpeados por la pandemia, por eso alivia muchísimo ver cómo una pareja de jóvenes, Manuel Cano y Ana María Sánchez, se lanzaron a la aventura para abrir el bar-restaurante El Bocaino, situado en la plaza Mayor de Almoharín. «A veces nos cruzamos con gente que nos llama valientes. El covid no durará eternamente y todo mejorará poco a poco», comentan con simpatía.

«Somos novios, nos conocimos en la capital cacereña cuando éramos compañeros de piso y realizábamos nuestros estudios, nos queremos un montón y nos llevamos genial, por eso decidimos empezar esto de la mano», señalan con orgullo a El Periódico.

El camino recorrido hasta ahora no fue fácil, él cursó el grado de Historia y ella se formó en Integración Social, Latín y Griego. Ana María es de Valdecaballeros y Manuel, botonero. «Cuando regresamos al pueblo no teníamos trabajo y no pretendíamos vivir de papá y mamá; montamos un comercio de dulces y gominolas, pero se nos quedó pequeño y abrimos este establecimiento».

Imagen del patio. ALBERTO MANZANO

El Bocaino dispone de dos entradas y un patio precioso lleno de plantas que recuerda a los de Córdoba. Este es el lugar en el que, como dice la canción, todos los días sale el sol, tras ponerse el delantal dan rienda suelta a su inspiración. Cada jornada se puede disfrutar de los mejores aperitivos caseros. Una cocina por la que pasan las más nobles y ricas carnes, los mejores productos del mar y de la huerta, de temporada y locales.

Lo nuestro

Destaca por su gran variedad de vinos, con propuestas y juegos de ingredientes que sorprenden y cautivan, que son toda una experiencia para cualquier paladar. Es una cocina muy personal y totalmente libre, de numerosos quilates, con muy buenas elaboraciones. «La tortilla de patatas la hacemos con ajo machado; es una cosa que no se suele ver» y que siempre triunfa entre la fiel clientela.

Poseen una deliciosa y sabrosa carta en la que no faltan la careta, orejas en salsa, asados, arroz de verdura, platos típicos de la zona... «Nos centramos en cenas y desayunos. Igualmente ofrecemos: huevos rotos, secreto, solomillo, pizzas caseras (solo los fines de semana), ensaladas, gambas al ajillo, calamares a la romana…», cuentan con agrado y amabilidad.

La clave de su éxito radica en utilizar alimentos cercanos. «Apostamos por el ámbito rural. Decidimos quedarnos aquí antes que marcharnos a una ciudad a vivir, nos gusta la calidad de vida y es una pena que el pueblo poco a poco se vaya vaciando y si nosotros ayudamos a frenar la despoblación siempre será positivo», comentan mientras ese sol radiante de Almoharín llama a saborear un buen aperitivo en este sitio, donde queda demostrado que para disfrutar de un buen patio no hace falta irse a Córdoba.