Observa, mide, afina la vista y vuelve a cortar en cuestión de segundos. Este es su arte, su pasión y, desde hace tres años, su oficio. Raúl Hernández, un joven peluquero de Zarza de Granadilla, está acostumbrado a manejar tijeras, navajas, maquinillas y secadores con gran destreza. Gestiona Casiano Barber Shop, un moderno negocio ubicado en la calle Travesía Estrecha de su pueblo. 

«Empecé cortando el pelo a mis amigos en una cochera porque siempre me ha gustado, después me fui a Plasencia a formarme en una escuela privada. Ahora estoy muy contento de la variada clientela que tengo. Lo mío es vocación, vivo para arreglar, peinar, realizar pequeños dibujos, afeitar la barba y la cabellera de la gente», explica.

Un local luminoso, buenos cortes de pelo y una atractiva decoración convierten su peluquería en un reclamo perfecto para los vecinos y residentes de otras localidades. Y cuál es el servicio que más le demandan, ¿peluquería o barbería? «Bastante parecido. Hay quien viene solo para que le corte, otros solo para la barba y otros para las dos», concluye Raúl.