Castañar de Ibor (Villuercas-Ibores-Jara) es una bonita localidad de Cáceres que tiene mucho que ofrecer prácticamente a todos los niveles. Senderismo, casas rurales, gastronomía, naturaleza… Y, desde hace poco tiempo, también un oro líquido de gran calidad: concretamente ‘Extraperlu, el Aceite de Oliva de los Bandoleros’. Luis Miguel Bayan tenía una inquietud, elaborar un aceite a su imagen y semejanza. Con personalidad y sentimiento, que hablara por sí solo, un producto pensado para disfrutar. Estudió Derecho en la UEx y un máster en Relaciones Internacionales y Comercio Exterior en Madrid. Ahora trabaja en el departamento financiero de Nippon Gases, en la capital española. Él está a caballo entre su pueblo y la ciudad donde se cruzan los caminos. 

Desde Castañar, Luis Miguel, se ha quedado con parte de los olivares de su padre y cuida de ellos con mimo (cultivo ecológico), sigue al detalle la materia prima desde el árbol hasta la botella. El objetivo es que la oliva alcance el tamaño deseado y se convierta en un sabroso líquido dorado.  «Valentía, esfuerzo o saber aprovechar el momento son algunos de los factores claves para emprender», dice Bayan con amabilidad a El Periódico. Este joven se lanzó a la aventura con dicho proyecto mientras teletrabajaba desde su casa en el municipio cacereño por culpa de la pandemia.

«Mi cultivo se lleva a cabo siguiendo las técnicas de la agricultura ecológica, que, evidentemente, excluyen por completo el uso de productos que no sean naturales. Utilizo la extracción en frío sin filtrar y fabrico un aceite monovarietal, procedente al 100% de aceituna Cornicabra Autóctona. El resultado, un aceite con aromas pronunciados a tomillo y romero, limpio. El envasado destaca por realizarse en botellas de cristal (medio litro). Además posee una pegatina con la cara de Joaquín Bote, conocido en mi pueblo como ‘Mozo’, un señor que se dedicó al oficio del estraperlo. El sabor es definido, está especialmente pensado para el pulpo, tomate, tostadas...», explica. Su próximo reto es conseguir la denominación de origen para este producto. 

Hotel para los insectos. EL PERIÓDICO

En su cabeza es capaz de combinar esos sabores como si de una ecuación química se tratase. Los tesoros que extrae de su mina de oro los comercializa a través de su página web y rápidamente lo tendremos en casa. Asimismo Luis Miguel espera vender pronto en las tiendas gourmet y de barrio españolas con la naturalidad como eje fundamental de su propuesta. No es oro del que se lleva colgado al cuello, sino ese que convierte una insípida rebanada de pan en un irresistible manjar. 

Pero ahí no queda la cosa, para mantener el equilibrio y evitar la alteración en el ecosistema de su plantación, Bayan ha abierto en su campo un hotel para insectos con la finalidad de luchar contra la mosca del olivo. Estos diminutos seres (avispas, mariquitas, tijeretas…) cumplen un papel vital a la hora de asegurar el estado de salud de un territorio. «Los habitáculos, ocupados por distintos materiales naturales como ramas, piñas, troncos y piedras, ofrecen las condiciones de una suite para que los insectos puedan disponer de un espacio a todo lujo». Y qué mejor sitio que Los Ibores.