El pensamiento del suicidio rondó durante las dos últimas décadas la mente deprimida de William Styron. La muerte era para él, como escribió en su biografía Esa visible oscuridad, "una presencia diaria". El miércoles, sin buscarla, la encontró en un hospital de Martha´´s Vineyard (Massachusetts). Tras años de males, una neumonía acabó con la vida del autor nacido hace 81 años en Virginia (Estados Unidos), un creador que en sus libros indagó en las profundidades del alma; manifestó sus obsesiones con la raza y la clase, exploró temas como el mal y la redención y manifestó su sentido trágico de la historia.

Styron conoció pronto el éxito --publicó Tendidos en la oscuridad a los 26 años--, pero también tuvo que lidiar con duros ataques a sus trabajos. Cuando publicó Las confesiones de Nat Turner , donde se metía en primer persona en la piel de un esclavo, las buenas críticas no acallaron las denuncias de intelectuales negros, que le acusaron de racista e inexacto y llegaron a descalificarle como "moralmente senil". Tampoco La decisión de Sophie --la obra sobre una superviviente del Holocausto llevada al cine por Alan J. Pakula con Meryl Streep-- se libró de las críticas judías. Los premios le reivindicaron y Styron defendió el derecho de todo autor a "meditar" la historia y a meterse en la piel de cualquier personaje.

Metódico y perfeccionista, Styron mantenía una rígida rutina diaria: dormía hasta el mediodía; se quedaba en la cama leyendo y pensando; comía con su esposa y pasaba el tiempo hasta las cuatro de la tarde. Entonces, se encerraba en un estudio. Allí escribía durante cuatro horas.