El Museo de Bellas Artes de Badajoz (Muba) acoge hasta el 20 de marzo la primera gran exposición dedicada en Extremadura al pintor Nicolás Megía Márquez (Fuente de Cantos, 1845-1917), con 152 obras, de las cuales 60 son inéditas porque no se han mostrado antes al público y 80 han tenido que ser restauradas para poder exhibirlas, lo que ha supuesto un enorme esfuerzo al museo, en el que ha invertido nueve meses de trabajo. Según lo define el director del Muba, Román Hernández Nieves, Nicolás Megía es el pintor extremeño del siglo XIX de mayor proyección internacional aunque no tuvo ese mismo reconocimiento en su tierra ni en su país. Por eso "esta exposición es un gran débito que el museo tenía con este pintor", recalca el director.

Hernández Nieves destaca dos peculiaridades de esta exposición. La primera es que en el museo se ha recreado el taller que el pintor tenía en Madrid contando con la colaboración de la familia (viven un nieto y tres sobrinos bisnietos). Todo lo que se ha colocado en la estancia perteneció al pintor y muchos de estos objetos aparecen en sus cuadros, como un cráneo humano, unas babuchas, armas de fuego, un escudo africano y muebles, el caballete con el boceto de un cuadro, galardones y medallas. Llama la atención un pequeño laminario que el artista adquirió en París con fotos de modelos de la época en distintas posturas. Esta exposición ofrece la oportunidad única de acercarse al lugar en el que el pintor trabajaba, puesto que estos objetos, que los herederos guardan en Monesterio, no se muestran en público.

Otra de las peculiaridades es que se exhibe un cuadro y la réplica que pintó el propio autor. Se trata de su obra más conocida, Laboremus . La original pertenece al Museo del Prado (que no lo tiene expuesto) y el Muba posee la réplica, que es de menor tamaño. Ambas se exponen ahora en la misma sala.

Una gran parte de los fondos pertenecen a la familia y a particulares y muchas no están del todo acabadas. La comisaria de la exposición, María Teresa Rodríguez, insiste en que Megía "parece que es el gran olvidado del siglo XIX porque vivió en Madrid, se relacionó con los grandes pintores del momento, que aparecen en todos los libros de historia del arte pero él está relegado y su obra es poco conocida realmente".

OLVIDO Los motivos de este "olvido", según la comisaria, es que es difícil localizar su obra y de hecho, en el museo confían en que a raíz de esta exposición aparezcan más cuadros del pintor que están en manos de particulares "precisamente porque es desconocido por el público en general". El Muba posee mucha obra de Nicolás Megía porque el pintor pudo estudiar en Roma gracias a una beca de la Diputación de Badajoz, que lo obligaba a enviar trabajos de becado.

Entre los más destacados propiedad del museo está La Odalisca . Dos apartados importantes de la exposición son el descubrimiento de Megía como paisajista, ya que el Muba no posee ninguno y las acuarelas, "donde fue un gran maestro", según la comisaria, que menciona una en concreto: El Gabinete , que es de un particular que la adquirió hace pocos años en Londres.