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El villano que aprendimos a amar

TAthora los antihéroes nos parecen lo más normal del mundo. De hecho, lo extraño es que el protagonista de nuestras series favoritas no sea un adúltero redomado, desarrolle actividades ilegales y/o mate a gente con regularidad. Pero en su momento, la aparición de Tony Soprano supuso un shock : ahí teníamos a un tipo capaz de lo peor, un asesino y un criminal, pero al mismo tiempo un hombre al que solo podíamos adorar, en parte por su carisma infinito, en parte porque también tiene un lado bueno. Quiere a su familia y los patos. Gandolfini encarnó a la perfección esa maldad con fondo suave. Y sedujo al mundo.

Tras él vinieron otros muchos: ¿quién quiere al buen tipo, de una pieza, cuando puede pasar una hora a la semana con un héroe de más capas, y complejo, y en el que cuesta menos reconocerse aunque nuestros defectos no sean penables? Tony allanó el camino para Don Draper (Jon Hamm) de Mad Men , Dexter Morgan (Michael C. Hall) de Dexter , Nucky Thompson (Steve Buscemi) de Boardwalk Empire ... La tele es hoy, gracias a él, más complicada. Mucho mejor.

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