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FALLADO EL PRIMER PREMIO LITERARIO DEL AÑO

Carmen Amoraga gana el Nadal con una novela de sentimientos

'La vida era eso' es una obra "íntima" sobre el amor y la pérdida

Carmen Amoraga gana el Nadal con una novela de sentimientos

En los últimos años, de los dos premios primos hermanos que se entregan en la noche del día de Reyes y publica Ediciones Destino, el menos veterano y dotado económicamente de ellos, el Josep Pla de narrativa en catalán, ha corrido mejor suerte entre los lectores que el Premio Nadal, que ayer llegó a su 70 edición. Y, al menos por lo llamativo de la premisa del libro, no le faltan argumentos al ganador de este año para repetir el fenómeno: Els embaixadors , el Pla de l escritor Albert Villaró, que se desarrolla en una Cataluña ocupada por los nazis en los años 40, frente al Nadal La vida era eso , una novela de sentimientos y relaciones humanas de la periodista valenciana Carmen Amoraga (Picanya, 1969), una persistente participante en premios literarios de primera fila con novela de sentimientos y centradas en personajes femeninos, una combinación con la que los editores cuenta como fórmula segura.

Amoraga fue finalista del mismo premio Nadal en el 2007 a la estela de Felipe Benítez Reyes por Algo tan parecido al amor (tres amigas que se cuentan entre ellas los amores de toda su vida) y también del premio Planeta en el 2010 con El tiempo mientras tanto , la historia de una mujer que repasa sus complejas relaciones con su hija, en coma tras haber sufrido un accidente automovilístico. Una historia que la autora escribió estando embarazada y en pleno proceso de dudas sobre cómo sería la relación entre una madre y una hija, algo que reflejó también en su libro de no ficción Todo lo que no te contarán sobre la maternidad .

Presentada bajo pseudónimo y con el título provisional de Senza fine , La vida era eso es, según los miembros del jurado, una novela "íntima" sobre el amor y la pérdida, "el valor de lo vivido y lo por vivir". La protagonista es una mujer de unos 40 años cuyo marido fallece de forma fulminante y se queda sola con dos hijas pequeñas.

La mujer, Juliana, debe superar la situación y, mientras encara su proceso de duelo pasando del enfado a la idealización de su marido fallecido, encuentra refugio y apoyo en el mundo virtual de las redes sociales, del que siempre se había mantenido al margen a diferencia de su esposo.

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