En un concierto en Mérida, hace años, a Miguel Poveda le pidieron una canción de Zenet gritando mucho y con ahínco y se arrancó: "No es mía, pero la puedo cantar". Así que improvisa, sí. Pero tengan el tino de no confundirle con otros, que lleva cantando más de tres décadas, ha ganado la Lámpara Minera y ha actuado en Nueva York y en Roma, en Buenos Aires y Viena. Soleás, cantes mineros, tangos, coplas, bulerías, jaleos. Su manera de experimentar es tocar varios estilos y sostiene que criticar a compañeros es signo de envidia y mediocridad, así que siempre recomienda que se escuche a otros, desde Arcángel a Marina Heredia. Recital de cante, se llama su espectáculo. Y eso es lo que hace: recorrer caminos y buscar letras que hablen de lo que quiere contar.