Si usted es docente y tiene problema de autoridad con sus alumnos preadolescentes… póngales flamenco. Y si no me creen, lean esta entrevista a Gabriel Maldonado Rufete (Murcia, 1976) que logró enmudecer a 300 alumnos del CEIP Ginés Díaz-San Cristóbal, en el salón de actos del centro, ante la bailaora murciana Cythia Cano, el guitarrista Faustino Fernández, y el cantaor de Raul Micó: «Me quedé asombrado como esa guitarra consiguió callar a esa troupe de personitas, y cómo los niños abrazaron lo que allí pasó. Para mí fue emocionante».

Pero hasta llegar aquí, este diplomado en Magisterio por Educación Física, periodista especializado en flamenco y escritor, ya había comenzado mucho antes a introducirles en este arte con simples audiciones mientras impartía clases de sociales o lengua. Fue en esa época donde germinó su segunda obra infantil: Un encuentro muy flamenco (editorial Gabriel Maldonado Rufete, 2021) una fantasía histórica «con humor y amor». Maldonado ha conseguido algo más, reivindicar a la Región de Murcia en el ideario flamenco que más allá de Andalucía se conserva y se reinventa en territorios a los que hay que sumar Extremadura. Eso también lo consigue editando la Revista Digital de Flamenco Al aire y a compás que creó en 2013, y también al responder con tanto cariño y humildad, no solo a estas preguntas, sino a cualquier controversia donde la importancia de los cantes de Levante se ponga en entredicho. Esta conversación murciana-extremeña es, sin duda, otro encuentro muy flamenco, más que necesario. Disfrútenlo, y pasen y lean.

¿Explicar el flamenco en formato de novela infantil tiene que ver más con acercar este arte a los más pequeños o ponérselo más fácil a los mayores?

La idea original es que se destine al público infantil y así lo atestigua el desarrollo de los personajes, la construcción de los mismos, la estructuración de los capítulos, la fantasía, el histrionismo, el humor y el amor…, pero también hay datos históricos que deseo que los niños conozcan y con los que los adultos pueden sorprenderse y sentirse atraídos, así que creo que, con ese cebo de que esté destinada al público infantil, los adultos también pueden acogerla y aprovecharla. Ese era el objetivo: hacer una obra sencilla con datos históricos y con aspectos claves del flamenco, para que nos acerquemos a este arte tanto niños como mayores. 

De Portugal a Murcia, un viaje entre un ave ‘flamenco’ y un cantaor, ¿una manera de reivindicar los territorios flamencos? 

Sin duda. En este viaje se reivindican distintas zonas que comienzan en Portugal, donde arranca la bandada de flamencos, y termina en Murcia. Otra de las ideas principales es reivindicar mi tierra como una de las zonas claves donde el flamenco se ha desarrollado, y donde también ha tenido un crecimiento importante.

¿Y Extremadura?

Extremadura también tiene una presencia importante porque aunque los personajes nos pasen físicamente por esta tierra, José ‘el de la Vicenta’, el cantaor, le habla a Carmen, a su mujer, de pasar por Extremadura para ir a ver a ‘La Marelu’…, pongo en valor los cantes de vuestra tierra porque considero que son fundamentales en esa reivindicación de que no sea Andalucía el territorio exclusivo flamenco. También podía hablar de Cataluña o Madrid, pero es un viaje lineal de Sanlúcar de Barrameda a Murcia mientras doy pinceladas de otros territorios.

¿Qué le ha ayudado más a escribir la novela: su afición al flamenco o su dedicación a la docencia?

Sin duda alguna me he nutrido de ambos mundos: por un lado, de mi labor como maestro en la educación pública de Murcia con la especialización de educación física y tutor, porque mis alumnos son una fuente de inspiración constante. Sus expresiones, sus relaciones, sus pensamientos… están dentro de todo lo que digo, lo que escribo, y lo que hago porque yo soy una ‘sanguijuela’ que me voy nutriendo de ellos, ¡muchas de las expresiones son suyas! Por otra parte, la afición al flamenco, querer mostrarlo a los niños y que, a mí, nunca con esa edad me lo cultivaron ha tenido mucho peso. Ese ha sido uno de los motores; también el nutrirme de libros como el suyo (Flamenco para Dummies editorial Planeta) y otros más para ir yo mismo alimentándome. Quiero dar una visión de este arte lo más fiel posible y lo más coherente y apegado a la realidad.

«Quiero conectar con lo que nos tiene unidos a la tierra, al pasado, a nuestros abuelos»

«Se mezcla la fantasía y la historia del flamenco. Este arte tiene mucho de las dos cosas. ¿Podríamos definir la obra como ‘una fantasía histórica’?

¡Sí, sí!, ¡Yo lo defino como una fantasía histórica totalmente! Al final esa fantasía en la que un ave habla con una persona es una fábula al que he dotado de matices históricos, ancestrales, actuales porque ese es el objetivo: en cien páginas poder dar una visión muy global, muy genérica, sin ahondar en nada, pero sí dando pinceladitas de cantes de Granada, de Triana, o preguntándonos qué es la Mezquita de Córdoba por ejemplo…, porque no solo hablamos de flamenco sino de aspectos históricos de nuestra tierra que también considero importantes. ¿Por qué no los datos que los maestros damos en clase no pueden estar en una fantasía? Es una fantasía histórica que quiere acercar este mundo, siendo fiel a la realidad, pero con humor y amor. 

¿Es complicado hacerse un hueco en el mundo editorial con una novela de estas características?

Ya me resultó complejo llegar al mundo editorial con mi primera novela infantil, ¿Quién nos ha robado la calle? La autoedité con la editorial Círculo Rojo, y con esta segunda ha sido la Fundación del Concurso Internacional del Cante de las Minas de La Unión quien ha tenido la sensibilidad de leerla, atenderla y decidir que debería estar en su catálogo, lo cual agradezco mucho. Que mi nombre esté unido al Festival más importante del mundo con una novela infantil es un lujo. Las programaciones flamencas deberían incluir actividades de este tipo ya sean obras de teatro, publicaciones…, etc, que sean capaces de acercar a la población infantil. 

¿Qué ha aprendido usted escribiéndola?

Lo que más he aprendido con esta obra ha sido a ilusionarme. A seguir luchando y trabajando en un mundo que ha sido mío desde hace mucho tiempo desde el sofá de mi casa mientras imaginaba, creaba, releía…, además de aprender aspectos culturales que no conocía de antes, que estudié y que analicé.

‘¿Quién nos ha robado la calle?’ no está relacionada con el flamenco, pero si con la lucha por la vuelta a la esencia al fin y al cabo…

Las palabras «alma», «esencia», «corazón», «sangre» están muy presentes en mi día a día, y esta obra es una vuelta a la vida. Vivimos en una sociedad muy estimulada, egocéntrica, donde no somos capaces de conectar con otras personas. Somos muy individualistas, y en mis obras trato de eso, de abrir nuevas vías como las de antaño que tienen tanto valor, y que estamos dejando abandonadas. Yo como docente no lo puedo permitir. Tenemos que dar un pasito atrás como sociedad. La tecnología y los avances son una maravilla pero nos estamos quedando sin alma. Estas máquinas están robando la esencia de las personas, el mirarnos a los ojos, tocarnos, abrazarnos, y más con esta pandemia. Quiero con mis obras conectar con lo que nos tiene unidos a la tierra, al pasado, a nuestros abuelos. Creo que es fundamental para tener una vida plena. 

Usted murciano, y la que le habla extremeña. ¿Qué tenemos que hacer siendo territorios flamencos para ser imprescindibles a los ojos del gran público? Ya que los propios artistas sí nos reconocen… 

Me parece fantástico que una extremeña y un murciano hayamos sabido tener una relación de amistad y cariño basada en el amor al flamenco, y ahí está todo dicho. La mayor reivindicación es que nosotros, que solo nos conocemos por redes y nuestro trabajo, estemos conectados y luchando por lo mismo, al igual que otros compañeros que están en Sevilla, Málaga o Huelva. Al final es el trabajo lo que dignifica a las tierras. Nuestras tierras han despertado ya, no solo por derecho propio, sino con la dedicación diaria al flamenco. El trabajo que estamos desarrollando en Alhama, Cartagena o en la propia Murcia dignifica, porque estamos apostando por este arte desde la propia región. El flamenco no se entiende sin nuestras tierras circundantes a Andalucía.