Entrevista | Jacobo Bergareche Escritor

«A todos nos cuesta mucho decir adiós»

«A todos nos cuesta mucho decir adiós»

«A todos nos cuesta mucho decir adiós» / Javi Ferràndiz

Le dije ‘adiós’ a la obra ‘Las despedidas’ (Libros del Asteroide, 2023) de una forma muy previsible: llorando. Bien es cierto que la noche suele desnudarme de artificios, y en la profunda intimidad de mi lectura diaria, lo leído y lo escrito en perfecta comunión, me acorrala y me envuelve. Pura vulnerabilidad. Mi vida, siempre se amolda fácilmente a cada frase, a cada texto, incluso a los míos; y la verdad, no sé si es un exceso de empatía o de hipersensibilidad, pero mis sofocones son épicos. Como mis alegrías. Por eso, tras dejar descansar la última página de este libro, pensé: Jacobo Bergareche (Londres, 1976) ha vuelto a hacerlo. Tras ‘Los días perfectos’ (Libros del Asteroide, 2021) regresa con esta historia de pasión, recuerdos, vivencias que creemos imborrables (¿lo son de verdad?), y sentidas alegrías que dejan surcos de ambas cosas. ‘Las despedidas’ te ayuda a plantearte muchas realidades y estoy con Leonor Watling cuando aseguró tras su lectura qué era un placer «cuando al parar de leer una novela, te cuesta un rato volver a la realidad». Totalmente cierto. Ha sido y es una delicia su lectura. Un descubrimiento para el lector que no haya saboreado aún a este escritor, productor audiovisual, guionista y colaborador en diferentes medios; y la ratificación para los que ya, en algún momento, dejaron la puerta abierta de su hambre de lectura, a esta prosa libre y salvaje. Pasen y lean.

Cuándo una se reconoce en un personaje que se lo cuestiona todo, ¿es para hacérselo mirar?

Buenos yo creo que todos estamos, todo el rato cuestionándonos todo. Yo creo que la mayoría de la gente se proyecta y se pregunta, y calibra anticipando y anticipándose a todos los desenlaces posibles. Los buenos y los malos escenarios, ¡así funciona la cabeza! 

¿Le ocurre a usted?

Me ocurre en determinadas situaciones, claro. A veces me ocurre y otras veces uno va seguro por la vida porque ya sabe lo que va a pasar mañana, y al día siguiente, pero hay situaciones que nos sacan, totalmente, de los raíles por donde vamos, nos descarrilan y entonces la cabeza empieza funcionar, a elucubrar todos los desenlaces posibles. A veces pasa, sobre todo en los momentos decisivos, cuando uno se sale de la rutina o empieza a pensar que es lo que puede pasar.

‘Una canción muy triste, para momentos alegres’, ¿qué banda sonora le está proporcionando la acogida de este libro?

El libro ya tiene una banda sonora, pero en relación con lo que me pregunta…, yo creo que el flamenco es una música en la que se mezcla la tristeza y la alegría, y me gusta también el son cubano que también tiene ese punto. Me gusta toda la música que tenga tristeza y alegría. Y si, creo que en el flamenco se funden los dos sentimientos: se quiebra, de repente es alegre…, va oscilando por las diferentes sensaciones y emociones. 

«Escribir un libro es como cuando haces un viaje con un amigo y al terminar no quieres volver a hablarle ni nada, durante un tiempo hasta que vuelves a reencontrarte»

¿Qué cantaor o cantaora sería entonces?

A mí me gusta Rancapino, esos cantes negros…, malagueñas o esos tangos…; me parece que tiene su punto de alegría y tristeza. También Fernanda y Bernarda de Utrera que también tenía eso, una cosa salvaje, con mucho ritmo y fuerza, pero también como una tristeza profunda. 

Le gustan, en definitiva, los llamados ‘soníos negros’ … 

Sí, sí, y en el son cubano también; lo que llaman los cubanos ‘voz de vieja’ que te pueden estar contando algo muy triste con una música muy alegre. 

‘Las bienvenidas largas y las despedidas cortas’. Como escritor, ¿en qué momentos ha deseado que se produjera?

¡Pues muchos! Los viernes por la noche, por ejemplo, ¡cuando te vas a despedir, y siempre pides la espuela! También en otros ámbitos como cuando dejé la carrera de Bellas Artes que siempre pensé que quería hacerlo hasta que empecé a hacerlo. Me di cuenta de que no era lo mío, ¡y aprendí mucho en la cafetería! Además, ahí conocí a la que ahora sigue siendo mí mujer. A todos nos cuesta mucho decir adiós. Yo perdí a un hermano y no me acuerdo cuando fue la última vez que le vi…, no estoy muy seguro del último día que estuve con él. Lo pienso y no sé si me gustaría recordarlo o no… Aprender a despedirse es importante. Decir adiós, soltar y dejar ir. 

Cuantos Diegos, Claudias…, ¡y cuántas pocas Emy!, háblenos de los protagonistas de esta novela… 

Siempre hay de la vida de uno y de la gente que te rodea. En cualquier caso, la muerte que atormente a nuestro protagonista, Diego, lo saqué de la muerte de alguien cercano que se suicidó de la misma forma que aparece en el libro. Eso si es real, un montón de las cosas que escribo o me han ocurrido o le han pasado a la gente, está ahí. Escribo de las cosas que conozco, pero no me siento muy identificado con Diego, más con Emy quizás…, Todos los protagonistas me resultan cercanos, próximos, y familiares, pero no me reconozco en ellos.

¿Cómo se despidió usted de este libro?, ¿qué sintió al terminarlo?

Sentí sobre todo inseguridad porque no sabía si todo estaba bien o mal…, los libros más que terminarlos, es que el editor te retira su custodia cuando se lo lleva a imprenta. También siento alivio al terminarlo. Escribir un libro es como cuando haces un viaje con un amigo y al terminar no quieres volver a hablarle ni nada, durante un tiempo hasta que vuelves a reencontrarte. 

La obra es casi un continuo diálogo con uno mismo aumentando la claustrofobia y dejando patente, ese círculo vicioso, en el que el protagonista ha convertido su propia vida, ¿era esa su intención?

Sí, está hecho aposta. Lo importante para mí es ese narrador en tercera persona que ofrece la virtud, al lector, de tener acceso a la menta del escritor. Las dudas, la presencia del pasado en el presente, todo eso quería representar. Por eso este libro es corto porque si no, sería insoportable por toda la carga que contiene. Es un libro casi a tiempo real, ocurre en unas pocas horas. El tiempo que se narra, es el mismo tiempo que tardas en escribir la novela: el proceso mental de una persona que está siendo zarandeada por ‘las vías del tren’.