Este fin de semana, trágico en términos deportivos, sobre todo por el adiós del Cáceres a la ACB, nos ha deparado otra muy mala noticia: el descenso de la AD Extremadura, máximo representante del fútbol sala regional, una entidad que incluso hace once años logró el ascenso a la máxima categoría de este espectacular deporte.

La AD Extremadura, como el Puebla, como el Mideba, como La Antigua, como la AD Cáceres de voleibol o como el Obrero Extremeño de Almendralejo o la Escuela Municipal de Mérida, han logrado estar en lo más alto del deporte nacional sin grandes alardes, con la ilusión del modesto, y siempre con una enorme dignidad.

Pero el tiempo ha situado a la AD Extremadura en la cuarta categoría en el escalafón. No por ello se va a dejar de reconocer el excelente trabajo que, durante muchos años, han realizado en ese club de esta casa gente como Fermín Naranjo o Ricardo Moreno, fundamentalmente, aunque también ha habido otros desinteresados colaboradores del club sin los cuales el milagro de la supervivencia no se hubiera producido.

La AD Extremadura consumó otro descenso el mismo día que el Cáceres caía al abismo de la LEB, cuando menos. En este último caso, tenemos un reto casi imposible esta semana: lograr completar la ampliación del capital social. Si nos lo hubiesen dicho hace once años, no nos lo creemos.