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El debut de la estrella

Phelps inicia su hazaña

Phelps inicia su hazaña

Como tarjeta de presentación, Michael Phelps dejó ayer en la piscina del OAKA un récord del mundo y una arrolladora victoria en la final de 400 estilos. Es el primero de los siete que persigue en su titánica empresa de emular a Mark Spitz. El nuevo fenómeno de la natación estadounidense irrumpió con tanta fuerza en su debut que ensombreció, en parte, el primer oro en los 400 libre del australiano Ian Thorpe, uno de los rivales que puede amargarle el camino hacia la gloria.

Estadounidenses y australianos exhibieron su enorme potencial y acapararon el podio, en lo que se intuye como un exclusivo duelo en la piscina. El récord mundial del cuarteto femenino australiano en el relevo del 4x100 libre (3.35.94) sirvió para confirmarlo y, de paso, cerró el camino a la estadounidense Jenny Thompson, de 31 años, de igualar el récord de nueve medallas de la gimnasta rusa Larissa Latynina.

"Es un sueño que se ha hecho realidad", admitió Phelps en un arranque de sinceridad. "Desde que era un niño, me levantaba cada mañana con el sueño de ganar el oro en unos Juegos".

QUITARSE UN PESO Phelps no pudo contener un grito de alegría y de rabia en cuanto acabó la prueba. Corrió a abrazarse a su compatriota Erik Vendt, mientras miraba incrédulo el marcador. Ayer era el claro favorito de los 400 estilos, prueba en la que es campeón del mundo, además de poseer el récord mundial. Pero necesitaba sacudirse de encima toda la presión que lleva encima. Desde hace meses tiene que convivir con la pesada carga del récord de Spitz. Aunque él jamás la ha asumido como propia, todo el mundo se lo recuerda. Y eso quema, incluso a alguien tan equilibrado.

"Esta mañana estaba tan nervioso que quería quitarme todos los fantasmas de la cabeza. Nunca había estado tan estresado. Son los primeros Juegos en los que compito como el primero del ránking", admitió tras la carrera, en la que EEUU consiguió un inesperado doblete con la plata de Erik Vendt, por delante del húngaro Laszlo Cseh.

El ritmo que impulso Phelps fue demoledor. En la posta de mariposa ya marchaba a ritmo de récord del mundo. Con la espalda se dedicó a abrir distancias. En la braza, el estilo que menos domina, consiguió mantener su ventaja con cierta autoridad, y en el nado libre se disparó hacia su nueva marca mundial. "Me dedico esta medalla a mí mismo", apuntó después la estrella estadounidense. Hoy se enfrentará al reto de clasificarse en los 200 libre y también disputará la prueba del relevo del 4x100 libre. "Es algo por lo que llevo mucho tiempo trabajando. Así que no tengo palabras".

DUDAS SOBRE THORPE El estilo de Phelps, autoritario, constrastó con las dudas que sembró el australiano Ian Thorpe en la prueba de los 400 libre, en la que reina desde Sydney. Temió por su triunfo hasta el último momento. Su compatriota Grant Hackett le complicó la vida y su marca final (3.43.10) estuvo muy lejos de su récord del mundo (3.40.59).

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