Miguel Angel Mateos, entrenador del Cacereño, ha vivido las frustradas negociaciones de venta del club de manera muy especial. "Me fui a la playa cuando vi parecía que el club se había vendido. Llevaba dos meses esperando, y ahora resulta que al final es que no se vende". El técnico chinato, que contaba con relajación y algo de sorna cómo había asistido a los acontecimientos de la no venta del club al empresario segedano Antonio Martínez Doblas, apuraba sus últimas horas de relax: hoy mismo viajará a Cáceres para incorporarse al club, hablar con el jefe actual, el hijo del presidente Félix Campo, y seguir de cerca la confección de la plantilla.

El entrenador ha dado su lista de posibles renovaciones con la base de la pasada temporada, aunque algunos, caso de Ramiro, se han cansado de esperar y se han ido --el delantero ha firmado por el Roquetas--. El equipo será aún más barato que el de la última campaña. "Los entrenadores estamos así: nos tenemos que adaptar a lo que haya", sentencia Mateos, hombre que volverá a liderar el banquillo pese a que Félix Campo ya quiso despedirle la pasada temporada.

Pedro Rossi, que ejerce de secretario técnico, está intentando completar la plantilla con renovaciones y fichajes. Ya se han producido contactos entre él y Mateos. "Yo, mientras no se meta en mi trabajo, perfecto", aseguró Mateos, quien el año pasado tuvo problemas con Rossi por ejercer éste de informador del presidente.

Hasta ayer por la mañana, sólo el meta Pedro había dado el sí definitivo a su continuidad. Algunos tendrán incluso que rebajar sus nóminas para continuar. Es época de saldo en el Cacereño. Hasta los que tenían contrato se van: Fabiani firmó ayer por el Lanzarote.