Ni de psicología ni de medicina deportiva quien escribe tiene conocimientos, pero sí pretende, ante los últimos y desgraciados hechos, hacer algunas reflexiones. Ayudar a quienes corresponda, que creo somos todos los que en el mundo del llamado deporte rey nos movemos, es el propósito. Engrandecer el fútbol, como en estos días difíciles han hecho multitud de personas, especialmente los seguidores beticos, es otro de los principales objetivos.

34 años hacía que no fallecía ningún joven futbolista en nuestro país. Mucha diferencia de edad entre el fútbol de entonces y el actual. Mucha diferencia entre el deporte en general de entonces y el actual (182 fallecidos de manera súbita en las dos últimas décadas). Fallecer de algún problema del corazón, tampoco es una novedad pues 35 de cada 100 somos los que en la actualidad de ello morimos.

Me consta que los grandes clubs tienen excelentes profesionales tanto para la preparación física como para la mental. Algunos organismos que rigen el fútbol en el mundo superan en dimensión incluso a la mismísima ONU.

Ahora bien: ¿Es beneficioso para un corazón de veintitantos años, enfermo o no, disputar tres competiciones a la vez, representar a tu selección nacional, recorrer de avión en avión miles de kms, y ser imagen pública de primer nivel? ¿Está un corazón de veintitantos años preparado, enfermo o no, para soportar las graves consecuencias en la cuenta de resultados macroeconómicos de la empresa que le paga cuando no se alcanzan los resultados deportivos? ¿Y para decidir, en muchos casos de forma precipitada, sobre los mareantes proyectos deportivos que nosotros los representantes les planteamos cada principio de temporada?

Y para cargar con la responsabilidad directa o indirecta de la ilusiones o desilusiones de miles de seguidores, incluso de un país prácticamente entero?

Tal vez si, pero, después de conocer a decenas de jugadores, aún nadie ha sabido despejarme esta incógnita: ¿Son futbolistas profesionales por ser jóvenes maduros o maduran prematuramente por ser futbolistas?

No creo que deba ser muy beneficioso para un joven corazón tener la máxima responsabilidad de una gran empresa, por muy bien preparado que esté. En los clubs, empresas al fin el al cabo, aunque especiales, son jóvenes trabajadores quienes soportan la máxima responsabilidad productiva, donde pensar, actuar mucho y deprisa, es tarea diaria, siendo estos, en muchos casos, formados para ello cuando apenas han iniciado su formación personal.

Economía y afición son dos valores de vital importancia en el mundo desarrollado. En España, según datos oficiales, de ambos valores no andamos mal. Pero, como reza en algún anuncio, "la potencia sin control..."-y control, "haberlo, haylo" en mi opinión, infinitamente menor que la potencia. Sentido pésame para el sevillismo, la familia de Puerta en particular y la futbolística en general.