La posibilidad de una sanción ejemplar por parte de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) a McLaren y Lewis Hamilton por mentirosos y reincidentes corrió como un reguero de pólvora por el paddock de Sepang. Antes de que todo explotara, Martin Whitmarsh, sustituto de Ron Dennis, intentó cortar la mecha con un golpe teatral: Lewis Hamilton convocó una multitudinaria rueda de prensa en la que eligió su cara de niño bueno, pidió perdón por sus embustes, se flageló públicamente y cargó toda la responsabilidad sobre el director deportivo Dave Ryan, al que el equipo ha suspendido de empleo y sueldo. McLaren espera que la cabeza de Ryan sea suficiente para la FIA y para los patrocinadores que han amenazado con cerrar el grifo.

Y no habrá castigo, casi seguro. Max Mosley, el presidente de la FIA, ya ha disfrutado con la humillación de uno de los equipos grandes, ya puede decir a los constructores asociados en la FOTA: "Véis como sois muy malos y necesitáis una justicia superior que os dirija". Y Bernie Ecclestone, la otra pata del negocio, celebra otro numerito más para alegrar El Circo , que necesita actores como Hamilton. El inglés se frotó intensamente los ojos y, escoltado por sus jefes y padre, compareció en la sala de prensa de Sepang. "Pido perdón a Jarno, al equipo, a mi familia y a mis fans", comenzó a decir mientras los focos y flases reflejaban una cara arrepentida, casi a punto del llanto por haber mentido a los comisarios de Australia, afirmando que no había dejado pasar explícitamente a Trulli con el coche de seguridad en pista. "Pido perdón a los comisarios a los que he hecho pasar por tontos y les hecho perder el tiempo".

Pero el golpe de teatro estaba encaminado a librar al equipo, a salvar al piloto, entregando al director deportivo en sacrificio. "Es el peor momento de mi vida. Yo soy un hombre de equipo. No quería mentir, pero de camino a la reunión con los comisarios, Dave Ryan, el director deportivo diseñó esa estrategia en la que yo tenía que mentir". Horas antes, el director deportivo abandonaba el circuito a pie bajo un sol abrasador con una mochila en una mano y una botella de agua en la otra, camino del desierto.

Pero Hamilton dejó lo mejor para el final de su dramática intervención. "Me di cuenta de lo fácil que es mentir. Nunca lo repetiré, siempre he sido honesto, nunca había mentido, nunca". Bueno, pues para recordarle que lo suyo es un embuste continuo, está Fernando Alonso "Por supuesto que me recordó el episodio de Hungría", dijo el español.

ARDE EL KERS DE FERRARI Durante los entrenamientos de ayer en Malasia se incendiaron las baterías del KERS del Ferrari de Kimi Raikkonen, que tuvo que marcharse a boxes desprendiendo mucho humo.