Solo los intereses comerciales frenan la cancelación del primer gran premio de la temporada en Bahréin (13 de marzo). El propio Ecclestone y la FIA decidirán, el próximo lunes, si el emirato árabe ofrece la seguridad suficiente. Los equipos les pasaron anoche la pelota tras una reunión para cubrir, se supone, el expediente.

El ejemplo de Túnez, Yemen y Egipto recorre de oeste a este el mundo árabe. La revuelta popular en busca de más derechos ha llegado al Reino de Bahréin, y en este caso incluye el eterno conflicto entre chiies y sunnies. Cuanta más prisa tiene el gobierno en reducir la revuelta, más violencia; y, cuanta más brutalidad, más reacción popular. "Contamos decenas de tanques, se oían disparos... nuestro hotel estaba muy cerca de la plaza de la Perla y la situación es francamente preocupante", explica Dani Clos, el piloto español que regresó ayer de Barhéin tras la anulación de las carreras de la GP2 Asia. "La verdad, allí no se dan las condiciones para correr". El funeral de los cinco fallecidos el jueves, no ha hecho más que generar más muertos y heridos, después de que el Ejército se empleara con fuego real contra los civiles desarmados que acudían de nuevo a manifestarse.

LA SITUACION EMPEORA Ecclestone, que se había mostrado optimista durante la mañana sobre la celebración del GP, reculó a la vista de los acontecimientos, ante la comprobación de que el gobierno del emirato, lejos de neutralizar la revuelta, fomenta más y más violencia. "La situación ha cambiado. Las noticias que llegan desde allí son preocupantes y creo que debemos esperar el fin de semana".

El problema no es ya solo encontrar los márgenes de seguridad para celebrar el gran premio, sino que es necesario garantizar que, a la conclusión de la carrera, no habrá problemas para embarcar todo el material rumbo a Australia (27 de marzo), la segunda cita de la temporada. "El material que se envía por barco ya está allí, y es más de lo habitual porque está dimensionado para la última semana de entrenamientos y todo un gran premio", explica Toni Cuquerella, jefe de ingeniería de Hispania. "La segunda parte del material se lleva en avión, con diferentes puntos de salida (Franckfurt y Londres), y partirá el miércoles. Esa es la fecha tope para saber si vamos o no", añade el ingeniero español.

El lunes parece una fecha clave, al menos para decidir si los entrenamientos se celebran en Bahréin, se trasladan a Doha o Abu Dabi, se quedan en Barcelona, o viajan al circuito vecino de Paul Ricard, en el sur de Francia. "Estamos abierto a colaborar con la F-1 que es nuestro principal cliente", remarca el director de Montmeló, Salvador Serviá.

Pero los equipos no quieren dar ni un paso en falso. Saben que cualquier decisión puede acarrear consecuencias económicas. No es lo mismo que las escuderías se nieguen a acudir, a que sea el gobierno barheiní quien lo cancele, o que sea la FIA (Federación Internacional) y la FOM (propietaria de los derechos comerciales) quien lo decida. Los representantes de las doce escuderías se reunieron ayer, por espacio de dos horas, para dejarlo todo en manos de la FIA. "Confiamos en la FIA y en Ecclestone para tomar la decisión correcta y que piensen en la seguridad", resumió Christian Horner.

ESCURRIR EL BULTO El director de Red Bull insiste en que no debe recaer en los equipos la decisión. "Confiamos al 100% en lo que nos digan ellos", señaló aludiendo a la posición que adopten la FIA y la FOM. "Ecclestone tiene mucha más información que nosotros de la situación que se vive en Bahréin", añadió el improvisado portavoz de los equipos. El intercambio de fechas con Abu Dabi (penúltima en el calendario) o ir a Doha son alternativas en las que se trabaja en caso de que Bahréin no ofrezca seguridad.