El juicio de la operación Puerto vivió ayer otro nuevo capítulo de olvidos, de fallos de memoria, similar al que ocurrió la semana pasada cuando declararon Joseba Beloki, Isidro Nozal, David Etxebarria y Unai Osa. Marcos Serrano y Angel Vicioso simplemente reconocieron que fueron pacientes de Eufemiano Fuentes durante las temporadas en las que fueron corredores del Kelme porque era el médico del equipo.

Nada más. Después, en la época en la que los papeles de la investigación de la Guardia Civil también los comprometen, solo mantuvieron un "contacto esporádico" con el principal acusado de la trama de dopaje. Vicioso le consultó por un problema en una rodilla y Serrano, a través de su esposa, para que le sirviera de intérprete cuando se encontraba ingresado de urgencia en Italia. "No hay bolsas mías entre las requisadas al doctor Fuentes", declaró, por videoconferencia desde Galicia, Serrano, quien desmintió que su ingreso hospitalario durante el Giro 2006 se debiera a una intoxicación por fármacos: "Fue un virus, nada más".

Vicioso, que sigue en activo en el Katusha ruso, no podrá disputar por ahora ninguna carrera con su escuadra, ya que a la dirección de su conjunto no le gustó que la jueza cursara orden a la Guardia Civil para que lo localizase. "Nunca le pagué nada a Eufemiano. Las consultas siempre eran gratis", indicó.

El presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, también lamentó ayer la imagen que está dando la trama. "Por lo que se está viendo en el juicio de la operación Puerto, no lo hemos podido hacer peor. Al menos servirá para cambiar lo que hemos hecho mal", dijo.