Hoy falló a la cita Dani Pedrosa, segundo del Mundial de MotoGP, a 30 puntos de Marc Márquez. Hubo rumores de todo tipo e, incluso, hasta alguien se atrevió a preguntar a los miembros del equipo Repsol-Honda si había sufrido algún accidente entrenándose en Suiza, lo que fue desmentido. Pero, bueno, hoy no estaba el tricampeón catalán en la conferencia de prensa oficial del Gran Premio de San Marino, que se corre cada año en Misano, en la costa del Adriático, a 15 kilómetros de Tavullia, el pueblo donde nació y vive Valentino Rossi.

Y, claro, toda la atención se centro en los otros tres 'magníficos'. En el centro, estaba Marc Márquez, 'rookie' del año, líder del Mundial, eso, con 30 puntos más que Pedrosa, y 39 más que Jorge Lorenzo, que se colocó a la derecha del bicampeón de Cervera, mientras el 'Doctor' se situaba a su izquierda. Antes, siempre era Rossi quien se ponía en el centro. Ahora, es Márquez. Y no solo por su protagonismo en la pista, su precocidad o liderato, no, especialmente por su desparpajo, por su sonrisa permanente y porque nunca, nunca, tiene un “no” o un silencio como respuesta.

Márquez, desde que apareció en MotoGP, ha querido dar la razón a aquellos que defendían que era la mezcla perfecta entre Casey Stoner y Rossi, provocó todos los disparos de la tarde. Nada más había que apreciar cómo sonaban, como metralletas, las decenas y decenas de cámaras de fotografía que había hoy en la saturadísima sala de prensa de Misano cada vez que Márquez entablaba un diálogo con Rossi o, se giraba, y atendía a Lorenzo. ¿De qué hablabais?, le preguntaron varias veces. "Cosas nuestras, cosas nuestras". Y, al final, el joven líder y candidato a romper todos los récords habidos y por haber, se soltaba y decía: "Bueno, como ellos van a estrenar mañana, en sus Yamaha, el nuevo cambio de marchas, el 'seamless', que nosotros ya utilizamos desde el primer gran premio, querían saber cómo nos iba". Y venga risas. De todos los presentes, claro.

Ese ruido a metralleta fotográfica había desaparecido de las salas de prensa en los dos últimos años, cuando Rossi, aburrido, desconocido, perdedor en Ducati, daba poco la cara y, por tanto, no dialogaba con los demás. Ese gesto, ese sonido, ese protagonismo ha pasado ahora a Márquez, del que también se han enamorado las cámaras. A un lado Rossi, el eterno campeón; y al otro Lorenzo, el bicampeón que intenta destronar Márquez. Y, enfrente, 40 fotógrafos esperando que Márquez cuente a los chicos de Yamaha cómo va el 'seamless', con el que esperan apretar, aún más, a Márquez.

Y Márquez, riéndose. Como siempre.