Argentina se juega su permanencia en el Mundial ante una Croacia que dice no tenerle miedo. Un país entero espera el partido en la zozobra. Millones se encomiendan a sus santos predilectos, porque, desde que Leo Messi falló su penal ante la módica Islandia, algunos ya no creen tanto en Dios.

El derecho natural al éxito es la fuente de una frustración galopante. En la televisión y las radios, en las redes sociales y en el seno mismo de una sociedad fanatizada por un balón, han vuelto a escucharse antiguos reproches. Y no han faltado quienes, por despecho u oportunismo, se enamoraron tardíamente de Cristiano Ronaldo.

Jorge Sampaoli, ogro de los blancos de la bronca, salió ayer en defensa de su estrella. «Cuando Messi hace un gol, lo gritamos todos y nos sentimos parte. Pero cuando no ganamos, le cargamos toda la responsabilidad. Es imposible que un solo jugador te permita cambiar realidades», dijo el pelado. El míster quiso arreglar la situación y no hizo más que contribuir al malestar en un país que siempre busca chivos expiatorios: «Es el mundial de 40 millones de personas, por eso el penalti lo erramos todos».

LAS EXIGENCIAS ETERNAS / En estas horas de temores y otras amarguras (económicas, políticas), Messi debe traer la solución. Un sector de la prensa le exige «ser» con la selección el mismo de Barcelona, «como Ronaldo es el del Real Madrid». La adoración les duró un suspiro. «Leo es un prócer para Argentina al igual que lo fue Maradona en su momento. Debemos acompañarlo», pidió Sampaoli. Más allá del halago, confía en que ante los croatas aparecerá en su esplendor. «Esperemos que pueda darnos lo mejor, que pueda sacar ventaja o si no, que pueda aprovechar los espacios para otros compañeros».

Messi ha pasado por todo en su carrera deportiva. Pero Argentina puede ser una piedra emocional en su botín. La prueba de que lo que se dice sobre él lo afecta la acaba de dar su madre, Celia María Cuccittini. En declaraciones al Canal Trece de la ciudad de Buenos Aires recordó lo evidente: «Su ilusión es traer la Copa, es uno de los deseos que más anhela». Sin embargo, el jugador y su familia «sufrimos las críticas: si lo vieran como lo vimos llorar y sufrir...». El hijo pródigo «daría cualquier cosa por él para que este sea su Mundial». ¿Hacía falta recordarlo?

En medio de esa situación, Leo espera su revancha junto con sus compañeros. Sampaoli espera que se defina el pase a la segunda ronda este jueves. «No queremos llegar a la última fecha con esa inquietud de tener que buscar la clasificación: queremos resolverlo en este partido para fortalecernos como equipo».

Al parecer, el entrenador decidió limpiar del equipo a algunos jugadores históricos que no estuvieron a la altura de las circunstancias: Ángel di María es uno de ellos. También salen Marcos Rojo y Lucas Biglia, en principio. «Este partido merecía algún cambio sistemático desde el inicio. Ellos tienen diferentes variantes a la hora de atacar, entonces el partido merecía un plan inicial diferente», explicó Sampaoli. La gran novedad tiene que ver con la entrada desde el primer minuto de Cristian Pavón.