El Extremadura UD está a punto de certificar la salvación. Tras su triunfo en Alcorcón del pasado sábado, solamente un cataclismo le llevará a bajar a Segunda B. Sin duda, una buena noticia que deberá refrendarse el próximo fin de semana ante el Lugo.

Como ocurriera el pasado año, para mí sigue habiendo un nombre propio en el éxito azulgrana: el presidente, Manolo Franganillo. La pasada temporada él fue quien hizo las gestiones para conseguir dinero y, arrastrado por su coraje, hacer los fichajes que hizo. Le salió bien incluso hasta lo del entrenador.

En esta campaña ha sucedido algo similar, en esta ocasión con el objetivo de la permanencia. Aun con la marcha del goleador Enric Gallego (fichado el año anterior, por cierto) Franganillo ha alentado más de una docena de contratataciones que, a la vista está, han dado resultado, con alguna sombra incluida, lógica por otro lado.

En esta región somos muy de criticar a la ligera a los dirigentes del deporte, especialmente en lo futbolístico, pero ha quedado demostrado que Franganillo, impulsor con Diego Madera y cía de este proyecto, merece que Almendralejo se rinda ante su figura. Y es que, efectivamente, con o sin polémica, el ‘solo para valientes’ que alentó Willy Ledesma en una entrevista en este diario el pasado año se puede aplicar primero al mandatario almendralejense, aunque también es palmario que la afición ha sido clave en todo este tiempo.

Con otro estilo, Patri, secretario técnico del Don Benito, tuvo la ‘osadía’ de apostar por Juan García para el banquilllo. Y también la tuvo para mantenerle, cuando lo más fácil hubiera sido despedirle. Y miren dónde está el equipo calabazón, que ayer festejaba a lo grande una permanencia por la que ha peleado. Por favor, más ‘Franganillos’ y ‘Patris’ en nuestro fútbol.