El año 2003 fue un año de contrastes en lo que al deporte en Extremadura se refiere. Con sabor dulce, amargo y agridulce que se mezclaron a lo largo de doce meses en los que se vivieron situaciones extraordinarias, como aquel accidente del atleta Manuel García Burguillos que, mientras realizaba ejercicios de calentamiento previos a la participación en el concurso de lanzamiento de jabalina de la segunda jornada de la liga extremeña de clubs en Cáceres, chocó contra una jabalina clavada en el suelo, sufriendo una herida en el muslo de la que fue operado de urgencia en el Hospital San Pedro de Alcántara. Afortunadamente todo quedó en un susto.

Un susto que no restó protagonismo a éxitos de atletas de nuestra región como Pablo Villalobos, Campeón de España Universitario de 5.000 metros, o Sonia Bejarano, que se colgaba el bronce en el Campeonato Europa sub-23 de Polonia, también en el 5.000, logrando además ese año el oro en el Campeonato de España y récord nacional de la distancia en categoría sub-23.

Igualmente agridulce fue la campaña del Tenis de Mesa Almendralejo, que completó una excelente temporada que el llevó a la fase de ascenso para intentar volver a la División de Honor, de la que además fue anfitrión, no logrando el objetivo final lastrado, entre otras cuestiones, por la lesión en la jornada inaugural del incombustible Juan Bautista Pérez, aún hoy en activo y con plaza asegurada en los Juegos Paralímpicos de Tokio.

Y no menos contrates tuvimos en fútbol, con hasta seis representantes en el Grupo IV de 2ª División B, de los que tres mantuvieron la categoría (CD Badajoz, Jerez CF y CF Extremadura) y otros tantos se marchaban rumbo a Tercera (UD Mérida, CF Villanovense y CP Cacereño); en la Superliga Femenina, de nuevo suerte dispar, con un meritorio cuarto puesto para el IREX Puebla y el descenso tras varias temporadas en la élite del Corderex-La Antigua.

Pero sin duda en la modalidad que mayor vaivén de emociones hubo en 2003 fue en el baloncesto regional, que estrenaba la ‘ristra’ de medallas de José Manuel Calderón con la plata en el Europeo de Suecia con la selección española absoluta. Vivimos en Extremadura aquel año el descenso del Cáceres CB tras unos años de ensueño entre los grandes de la ACB, en los que se coqueteó incluso con ganar títulos. Disfrutamos del debut del Don Frío Cáceres en Liga Femenina 2 y su liderato en la Fase Regular, para luego sufrir con ellas el despertar del sueño en las eliminatorias. Celebramos el ascenso del Doncel La Serena a LEB-2, donde se encontraría en la 2003-2004 con el Círculo Badajoz, pero no con el Plasencia Galco, que en la 2002-2003 festejaba un ascenso a LEB Oro que serviría para contener la pena por la mala temporada del gigante cacereño.

Pero si meritorio y celebrado fue ese ascenso, los placentinos seguirían desbordando la ilusión de la afición en la 2003-2004, cuando siendo debutantes en la segunda categoría del baloncesto nacional, se colaban en el Play-off de ascenso a la ACB y nos hacían soñar con un viaje de ida y vuelta a la élite en un solo año. Historia con nombres como Lledó, Pérez, Canals o un Jiri Okac (que ese año también jugaría, de nuevo, en el Cáceres), conducidos por Ñete Bohigas y bajo la presidencia de Antonio Martín Oncinas, que recuerda aquellos años como «una etapa como se suele decir de ‘vino y rosas’. Conseguimos involucrar a toda la ciudad en nuestro proyecto, mucho tejido empresarial que nos apoyaba, casi 7.000 abonados y gente que se quedaba fuera del pabellón porque no había sitio para todos».

Un equipo que además (aquellas dos temporadas que incluían el mágico año 2003 en ellas) llegó a las finales de la Copa LEB2 y Copa Príncipe, respectivamente, por lo que esos subcampeonatos se suman a una etapa dorada que Martín Oncinas valora tras varios lustros como «muy gratificante. Ver la ilusión de la afición, el ambiente de la plantilla y en el pabellón cada semana, junto con los resultados positivos era impresionante. Siempre se escapa una sonrisa al recordarlo».

Volviendo de nuevo a nuestro plato dulce y amargo, esa misma temporada el CAR Cáceres seguía intentándolo en Primera Nacional de rugby, volviendo a disputar las eliminatorias de ascenso a una División de Honor B que volvía a resistirse, algo que se repetiría la temporada siguiente, cuando la excelente trayectoria del equipo quedaba truncada por el fallecimiento repentino de su entrenador-jugador, José Ángel Hermosilla y el posterior desplome del equipo.

Mejores noticias fueron la entrada de la judoca Conchi Bellorín en el equipo nacional absoluto, el ascenso del Club Ajedrez Magic de Mérida a la División de Honor nacional o el puesto de honor del CP Mideba en la Liga Nacional de Baloncesto en Silla de Ruedas y en la Copa del Rey, logrando el tercer puesto en ambas competiciones.

En voleibol, la AD Cáceres seguía con su andadura en Liga FEV (segunda categoría a nivel nacional), mientras que el Arroyo Voleibol comenzaba a despuntar con su equipo femenino senior, al que se incorporaba como entrenador una figura a la postre histórica para la entidad arroyana y para el voley de Extremadura como Adolfo Muñoz, ‘Tate’.

LOGROS / Muchos nombres de deportistas individuales adquirieron relevancia incipiente en 2003, como los de Marta Carballo, Montserrat Felipe, Ana Belén Fernández, Enrique Márquez, Alejandro Díaz de la Peña, Javier Colomo o Manuel Rasero, compartiendo titulares y atención mediática con la nómina de galardonados en los Premios Extremeños del Deporte de aquella anualidad. Entre ellos la atleta con parálisis cerebral Silvia González Retamal y el triatleta José Manuel Tovar Espada, como Mejores Deportistas Absolutos, o la karateca María del Valle Naranjo y el atleta Juan Diego Bote como Mejores Promesas.

El galardón al Mérito Deportivo lo compartirían Antonio Jiménez Torres, fundador del CP Mideba, y Gregorio García, ‘Gori’ (a título póstumo). El Grupo Deportivo SEMAR de ciclismo sería la Mejor Entidad Deportiva, el Colegio Público Luis Chamizo de Zahínos el Mejor Centro Escolar y el Ayuntamiento de Casar de Cáceres la Mejor Entidad Local, en una edición en la que el Premio Extremadura del Deporte correspondió al balonmanista internacional emeritense Carlos Prieto.

Historias deportivas en Extremadura hubo muchas en 2003, como la ‘casi’ Champions de Morientes, ‘pichichi’ de la competición, a los mandos de un sorprendente Mónaco que había eliminado al Real Madrid de los ‘Galácticos’; o la mediática visita del maratoniano Martín Fiz para apadrinar el Cross Ciudad de Almendralejo, misma ciudad que acogió un encuentro de la selección española sub21 tras el cual quedaría sin opciones de estar en los Juegos Olímpicos de Atenas del año siguiente.

Como ven hubo caras y cruces. Pero lo que sí hubo fue reconocimiento unánime para Javi Sánchez, jugador de fútbol sala cacereño que en 2003 anunció su retirada después de haber ganado todo lo ganable tanto con su club como con el combinado nacional. Sánchez, que esa temporada hacía triplete de Copas de Europa consecutivas con su club, el Playas de Castellón, rememora su despedida de las pistas como «algo natural. Me lo pedía más la cabeza que el cuerpo. Tenía la tranquilidad de haberlo ganado todo y me apetecía hacer cosas nuevas y diferentes».

El futbolista extremeño, campeón del Mundo y de Europa con España, cree que aquellos años sentaron las bases del fútbol sala actual en nuestro país, eligiendo como el momento clave de su carrera «la final del Mundial en Guatemala y el gol que marqué en ella. Fue un punto de inflexión para mí y creo que para una generación de futbolistas españoles que fuimos precursores de lo que hay hoy día. Fue un lujo ser capitán de esa selección». Su despedida fue sin duda uno de los momentos más recordados de un año, el 2003, que entre luces y sombras se convertiría en uno de los más recordados de nuestro deporte.