Si algo piden los entrenadores a los futbolistas que juegan menos minutos es que sepan aprovecharlos al máximo para ponérselo difícil y que la próxima vez duden a la hora de dejarlos en el banquillo. Adri Mercadal (Menorca, 21 de marzo de 2000) lo está aplicando al pie de la letra para que Alberto Urquía, preparador del Coria, lo tenga muy en cuenta.
Dos inoportunas lesiones (una rotura de cuádriceps y otra de abductor) le han restado protagonismo en este primer tercio de temporada, pero poco a poco se está dejando ver. Saliendo desde el banquillo, sí, pero dándolo todo sobre el verde. Por eso el pasado domingo fue capaz de rescatar un punto para el Coria ante el Melilla (1-1) y recargar los ánimos de un equipo atascado tras seis partidos sin ganar.
Era el minuto 89 y la pelota era para el portero. Fácil. Pero el punta menorquín, tirando de una infinita vez, fue a por el balón y acabó alojándolo dentro de la portería. «Estoy muy contento, por darle el empate al equipo y porque a nivel personal me vendrá muy bien», cuenta Mercadal, que se estrena este curso en Segunda Federación tras ascender la campaña pasada con el Diocesano, donde hizo 10 goles.
Dice que es futbolista desde la cuna --su padre llegó hasta Segunda B («quien sabe dónde podría haber llegado si las lesiones le hubiesen respetado», se pregunta)-- y que no se lo pensó mucho cuando el Dioce le llamó el curso pasado. «Necesitaba salir de las islas, allí es más difícil que te vean». Tampoco tuvo dudas el pasado verano con la oferta del Coria. El escaparate para este delantero zurdo de 22 años amante del Barcelona es cada vez mayor y está dispuesto a aprovecharlo.
En Coria comparte piso con el portero Toni Varea, también balear y al que conocía de haber coincidido alguna vez en la selección autonómica de las Islas Baleares. «Desde que llegué en verano conecté muy bien con la gente, con el presidente, con el cuerpo técnico, todos me acogieron muy bien».
En lo futbolístico, le costó un poco más. Una lesión le impidió comenzar la temporada y, cuando empezaba a jugar, otra volvió a frenarle. «Ahora, ganarse cada minuto cuesta más, la gente está rodada y tienen la confianza del míster», apunta Mercadal, dispuesto a dejarse la piel por cada minuto. «Además, yo vengo de una categoría inferior y tengo que dar mucho más».
El Coria tiene un duro calendario para terminar el año (Atlético Paso, Villanovense y Cacereño) y un regalo de Navidad antes del parón, el partido ante el Real Sociedad. «Hay que intentar ganarlo todo para irnos tranquilos de vacaciones». Y cuando dice todo, es todo.