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Carlos Toledo, en una acción de ataque.Sergio Vela

Baloncesto. LEB Oro

El Cáceres, a ilusionar ahora de nuevo

El equipo extremeño cae ante el Valladolid, acabando decimoquinto una temporada tormentosa

81-Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Dani Rodríguez(8), Carlos Toledo (0), KostasVasileiadis (14), Kevin Bercy (3), Sasa Borovnjak (6) -cinco inicial- AlbertLafuente (14), Vaidas Cepukaitis(4), Julen Olaizola (4), Lysander Bracey (21).

87 UEMC Real Valladolid: Mike Torres (20), Jaan Puidet (0), Romaric Belemene (7), Sergio de laFuente (4), N’Guessan (8), Kevin Allen (16), Melwin Pantzar (11), Kovacevic (5), Jordy Kuiper (8), Alex Mazaira (3), Greg Gantt (5).

Marcador por cuartos: 21-20, 41-44 (descanso), 61-62 y 81-87 (final).

Árbitros: Enrique López, Antonio Manuel Zamora y Albert Colome.

Incidencias: Trigesimocuarta jornada de la LEBOro. 1.000 espectadores en el Multiusos.

Divertimento incompleto para el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, que cayó ante el UEMC Real Valladolid en el último partido del curso (81-87). En lo tangible, no se jugaba nada más que sumar una victoria más a la estadística y defender la decimocuarta posición, algo que no logró. En lo anímico, era importante terminar con buena cara, reconciliado de una vez por todas con su afición y consigo mismo. Las protestas arbitrales del final amortiguaron algo los aplausos de la grada, síntoma de aprobación, pese a una temporada muy escasa de méritos. Y es que, pese a todo, muchos echarán de menos venir al Multiusos cada dos semanas, seguir a su equipo.

Acaba así una temporada que ha sido un suplicio. Cuando al principio se configura una plantilla que ya de por sí es modesta económicamente y no se acierta en las apuestas estás condenado a sufrir. Lo bueno es que el Cáceres supo reaccionar a nivel institucional e invertir el dinero que no quiso poner en verano. Por eso y únicamente por eso ha conseguido salvar el cuello, porque el grupo que se formó en pretemporada era para irse a pique y con toda justicia.

Aun así ha faltado poco y conviene no olvidarlo. Las diez victorias sumadas suponen una cifra inferior a las doce del Prat de la temporada pasada y con las cuales se marchó a la LEB Plata como antepenúltimo. La principal lección es que la pasta hay que meterla en el equipo que se configura al principio porque, a la larga, es una forma de ahorrar. Milagros como el de la temporada anterior, la 2021-22, cuando con una modestia clara se consiguió entrar en ‘playoffs’ se repiten poco.

La reflexión también tiene que ser, y esta ya es habitual, sobre cómo volver a atraer al público al Multiusos. Este año la asistencia ha repuntado un poco, pero quizás más por una política de precios más benigna. Pero lo que debe tener claro todo el mundo es que la ambición del club irá paralela a la respuesta popular, como ha ocurrido siempre.

Partido raro

Fueron 40 minutos extraños. Al menos no faltó competitividad: el Valladolid aspiraba a lograr el ‘factor campo’ en los ‘playoffs’ y el Cáceres, acabar bien ante su gente. O al menos con cierta decencia, sin dar la impresión de que los jugadores tenían los coches cargados para irse a sus ciudades natales después del bocinazo final.

De hecho, los verdinegros mostraron mayor intensidad en el primer cuarto que en infausto de hace una semana en Melilla. El arranque fue inspirado en ataque, con Dani Rodríguez --en su mejor momento desde que llegó, vaya-- dirigiendo el cotarro sabiamente (14-8). El problema, lo que también era una muestra de interés en defender, era la rápida acumulación de faltas.

Valladolid tiene un equipazo y se rehizo bien de las embestidas locales. Llegó casi parejo al final del primer cuarto (21-20) y luego se puso por delante (26-31, min. 14). Ocurrió entonces uno de los momentos poco vistos: una fase genial de liderazgo y anotación de Albert Lafuente, que lideró un parcial de 10-0 en apenas minuto y medio (36-31).

La zozobra llegó entonces, y no por lo deportivo. Un espectador sufrió un problema de salud en la grada y el choque se detuvo durante casi 10 minutos en medio del silencio general. Al final todo pareció quedar nada y la persona salió del pabellón por su propio pie acompañado por las asistencias médicas que habían acudido a atenderle rápidamente. Los visitantes acabaron mejor el cuarto y se marcharon al descanso por delante (41-44). 

Del tercer cuarto hay que quedarse con dos cosas: la eclosión de Kostas Vasileiadis cuando hizo recordar que hace no demasiado era un jugador determinante en la Liga Endesa y el ‘embarramiento’ del choque en sí con varias decisiones arbitrales como mínimo discutibles, lo que enervó a la hinchada. El que sacó provecho de esto último fue Valladolid, que taponó una situación complicada en contra y volvió a coger la delantera para afrontar los últimos diez minutos con una igualdad casi suprema (61-62).

La emoción prometida durante todo el choque efectivamente se produjo en el desenlace. El Cáceres luchó lo indecible por dejar una sonrisa en los labios de todos, pero no culminó. Encomiable de nuevo, como en el decisivo choque ante el Leyma Coruña, el acierto de Lysander Bracey. Como aquel día, Roberto Blanco escogió jugarse la victoria con un quinteto más orientado a la defensa, sobre todo por la presencia de Vaidas Cepukaitis y Julen Olaizola al unísono en la zona. Kevin Bercy, sin duda el mejor del equipo en los momentos malos de la primera vuelta, se ha terminado diluyendo bastante.

Protagonismo de nuevo para los árbitros en la resolución, que pudo perfectamente haber ganado el conjunto local, al que los triples de Bracey acercaron a un punto faltando apenas medio minuto (81-82). Una buena defensa generó el ataque Vasileiadis intentó resolver en solitario, pero posiblemente fue objeto de falta en su presentación y en la siguiente jugada Valladolid sentenció. Hubiese estado bien ganar, pero tampoco es un drama, sobre todo teniendo en cuenta los cálculos catastrofistas que algunos hacían hace apenas dos semanas.

Despedida y cierre pues. Empieza la temporada 2023-24 con muchas incógnitas por resolver, pero lo dicho: por favor, gástense el dinero en verano, que cunde mucho más.

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