Piragüismo | Estefanía Fernández Campeona del mundo del K1 5.000 y ya clasificada para los JJOO de París 2024

«Da pena que, a pesar de los grandes resultados, no se reconozca al piragüismo»

Estefanía Fernández, junto al Puente Romano de Mérida.

Estefanía Fernández, junto al Puente Romano de Mérida. / Jorge Armestar

A Estefanía Fernández (Mérida, 25 de junio de 1996) se le iluminan los ojos cuando mira al río Guadiana, sobre el que ha hecho miles de kilómetros a su paso por la capital extremeña. La reciente campeona del mundo y clasificada para los Juegos Olímpicos de París disfruta este septiembre de su mes de vacaciones junto a la familia, junto a los suyos, de los que ha tenido que alejarse para luchar por un sueño olímpico que el próximo verano será una realidad. Ya lo vive así, consciente, segura, de que los de París no serán sus únicos Juegos. Orgullosa de su club, el Iuxtanam, dice sentirse un referente para las futuras generaciones de palistas, a las que trata de ayudar en todo lo que puede.

¿Ya ha asimilado que el próximo año desfilará, por fin, en unos Juegos Olímpicos?

Lo sigo asimilando y supongo que con el paso de los días voy a ir siendo más consciente de ello. Y también lo disfrutaré más. Todavía pienso en la carrera y en todo lo que hemos conseguido y se me pone la piel de gallina, tengo las emociones a flor de piel, porque es algo que siempre he soñado desde pequeña y haberlo hecho realidad es por decir, al fin, ‘ahora sí’.

¿Cree que su vida cambiara estando ya clasificada para París?

De momento tendré que seguir concentrada en el Centro de Alto Rendimiento de Galicia, en Pontevedra. Entrenamos todos los días en el embalse de Verducido, el embalse de David Cal. Estar fuera de la familia, de mi río, del club Iuxtanam, es un cambio fuerte, pero afronto estos diez meses con una motivación extra. Está conseguido y ahora es seguir entrenando para llegar en las mejores condiciones posibles. Seguiré con muchas ganas, porque si hay algo que siempre me ha caracterizado es la constancia, la ambición, el trabajo, la ilusión diaria. Eso es lo que hace conseguir los resultados.

Y por ser campeona del mundo, ¿cambiará algo su mentalidad?

Sí, me da mucha más confianza. El 5.000 es una prueba muy larga, de fondo, más de estrategia que el 500. En Duisburgo fue una carrera de menos a más y en la última vuelta conseguí irme sola. Es una prueba que me gusta mucho y se me da bien.

Estefanía Fernández muestra las dos medallas conseguidas en el Mundial de piragüismo de Duisburgo en Alemania.

Estefanía Fernández muestra las dos medallas conseguidas en el Mundial de piragüismo de Duisburgo en Alemania. / Jorge Armestar

¿Cómo se preparan dos pruebas tan diferentes, el 500, que es explosiva, y el 5.000, de fondo?

No tienen nada que ver una prueba con otra. El 5.000 se me da bien, creo que porque antes de preparar la distancia olímpica [500] en el club hacía maratón, de ahí toda esa base aeróbica. En Galicia solo entreno el 500 metros, donde la forma de palear es totalmente distinta, el trabajo diario es diferente. Se me da bien la larga distancia por los años anteriores, porque yo hago piragüismo desde los 9 años. 

Pero, ¿cómo preparó ese 5.000 del Mundial de Duisburgo?

No la preparé. Tenía la base aeróbica y ya está.

«Entreno la prueba de 500 metros, el oro del 5000 lo he logrado sin preparar esa distancia»

Entonces, ¿ha sido campeona del mundo de 5.000 metros sin preparar esa prueba?

Efectivamente, no lo he preparado. Esta es una prueba donde se hacen porteos, que es trasladar la canoa por tierra, y yo solo los había hecho una vez, en abril, en la Copa del Mundo en Hungría, durante una competición en la que también fui medalla de oro. 

Su distancia es el K1 500, también competición olímpica. ¿Competirá en ella en París?

Si es compatible con el K4 por horarios, lo intentaré. La embarcación de K1 ya está clasificada, lo consiguió en el Mundial Isabel Contreras. Yo remé el K1 en París la semana pasada en la Copa del Mundo, donde hice muy buena marcar, 1.50. Es una prueba que se me da muy bien. En los Juegos Olímpicos pueden remar dos embarcaciones por país, una para Isa, por supuesto, y la otra la podría ocupar yo si los horarios del K4 me lo permiten, que es mi objetivo principal, el proyecto olímpico en el que estoy. Pero es casi seguro que una prueba no se solapará con la otra, porque lo más seguro es que sigan los mismos horarios de la Copa del Mundo de la semana pasada, cuando sí lo pude hacer. Es decir, que en París voy a poder luchar por medalla olímpica en dos pruebas.    

¿Cómo ha sido competir durante la semana pasada en el escenario donde lo hará el próximo año ya con los aros olímpicos en su equipación?

Espectacular. Era un ambiente distinto, no tiene nada que ver con un campeonato de Europa o del mundo, es totalmente distinto. Hemos estado en la Villa Olímpica y ha sido como vivir por adelantado lo que siempre he soñado. Siempre había visto a las deportistas olímpicas por la tele, gente a la que admiro, y ahora ya podré decir que soy una de ellas. Ha sido una semana inolvidable. Estaba como una niña con zapatos nuevos, disfrutando al máximo. Ahora lo que tengo es muchas ganas de que llegué el año próximo.

Mérida, Sevilla, Mérida de nuevo y ahora Galicia. El éxito requiere de muchos sacrificios y renunciar a muchas cosas, ¿no?

Sí, pero es apostar, arriesgar por un sueño.

¿El cambio a Galicia, donde entrena desde principios de año, fue duro?

Sí, es duro, es intenso. Ha sido un cambio bastante radical. Yo estaba acostumbrada a entrenar en Sevilla y allí es totalmente distinto. Empezando por el tiempo, que se puede pasar semanas enteras lloviendo y los entrenamientos hay que seguir haciéndolos. El frío, la humedad… me ha costando bastante. Al principio le mandaba fotos a mi padre con las manos sangrando después de un entrenamiento. Pero en Galicia tengo mucha más disciplina y estamos enfocados a un objetivo muy claro. 

¿Cómo es entrenar junto a una leyenda del piragüismo español como Teresa Portela? 

Es una de las mejores experiencias que estoy teniendo en toda mi carrera deportiva porque cada día aprendo mucho de ella. Es un gran ejemplo, la admiro. Además, tengo la suerte de ser también su compañera de K2 (además de en el K4) y compartimos muchos entrenamientos. Me enseña mucho a afrontar cada entrenamiento. Me está haciendo mejor deportista. Es un claro ejemplo de humildad, de constancia. Es algo que yo intento reflejar cuando vengo a Mérida y estoy en el club con mis compañeras, las chicas y chicos que están empezando ahora en los cursos. Intento hacer con ellos lo mismo que están haciendo conmigo, que es lo que me ayuda a impulsarme, a ponerme cada día objetivos mayores. Esto solo se consigue con mucho trabajo.

¿Se siente un ejemplo para las generaciones que vienen por detrás?

Totalmente. Lo mismo que Teresa Portela hace conmigo lo hago yo con mis compañeras del club, todas esas chicas que están empezando ahora. Siempre me preguntan o intentamos entrenar juntas. Intento ayudarlas en todas sus dudas, animarlas cuando les sale mal un entrenamiento. Ese ejemplo con el tiempo lo valoran y lo agradecen. Hay una chica cadete, Claudia, que llevo con ella en el club desde que empezó y el año que viene va a entrar en el equipo nacional. Siempre que hemos podido hemos estado entrenando juntas. Ellas siempre me ha dicho que soy un ejemplo para ella. Eso es algo que me llena de orgullo, que tiene tanto valor como conseguir cualquier resultado.

El Iuxtanam tendrá doble representación en París con usted y el paralímpico Juan Antonio Valle. ¿Cómo emeritense e integrante de ese club debe ser todo un orgullo, no? ¿Cómo se explica el éxito de este club?

Es alucinante. Todo empieza por la base que estamos haciendo. Julio Moreno, que es el entrenador que lleva el club y mi técnico desde pequeñita, trabaja mucho la base, el compañerismo, la ilusión, disfrutar, porque a pesar del sufrimiento hay que ser capaces de disfrutar. Es la base que hace lograr estos éxitos. Juan Valle y yo siempre hemos estado entrenando junto. También es un gran ejemplo Sonia Molanes, que estuvo en Pekín 2008. Me han enseñado mucho, aunque más que de técnica de ambición, de ganas, de luchar. Esos valores yo los aprendí desde que empecé en el curso de verano. Hay un orgullo, que nosotros llamamos ‘orgullo Iuxtanam’, que hace que siempre digamos que somo una familia y decimos ‘todo al rojo’, el color de nuestra equipación y nuestro escudo. Eso es algo que va calando, se transmite y es un plus que somos capaces de sacar en las competiciones.

Las dos medallas del Mundial, la de bronce en el K4 500 y el oro del K1 5000.

Las dos medallas del Mundial, la de bronce en el K4 500 y el oro del K1 5000. / Jorge Armestar

¿Cómo se vive de un deporte minoritario como el piragüismo del que parece que solo se acuerda la sociedad cada cuatro años?

Es muy difícil. Yo he tenido que costearme muchos campeonatos, incluso del mundo. Todo, material, vuelos, alojamiento… Tenía que pagar unas cantidades que no estaban a mi alcance, pero no podía decir que no. En 2014, cuando me clasifiqué para el Campeonato de Europa en Eslovaquia, tuve que hacer un evento solidario en Mérida para recaudar fondos. Ahí conseguí una medalla de bronce. Es muy difícil y por eso yo siempre pido visibilidad, apoyo de las instituciones, a las empresas que quieran apoyar el deporte, sus valores. Yo estoy muy unida a las empresas que me han patrocinado por los valores que ellas también destacan para sus clientes. 

Todo eso a pesar del gran momento que vive el piragüismo español, como se ha visto en el Mundial de Duisburgo, donde ha conseguido trece medallas.

El piragüismo está dando grandes éxitos y a nivel de Juegos Olímpicos somos los que más medallas estamos teniendo. En comparación con otros deportistas o deportes, el piragüismo está por delante y da pena que no se reconozca con los grandes resultados que se están teniendo. Hay que destacar que ahora hemos conseguido clasificar el K4 para París, algo que no se conseguía desde Pekín 2008. Desde el 96 no estaban en los Juegos el K4 masculino y femenino a la vez. Hasta ahora. Hemos hecho historia. Por eso exigimos visibilidad. 

En su forma de hablar se la nota un poco frustrada…

Sí, porque todo lo que conseguimos no se ve valorado. Hay mucho trabajo, mucho sacrificio. Se apuesta todo, se renuncia a todo, como yo, que dejé mi trabajo en Mérida, a mi familia, por irme a Galicia para luchar por los Juegos Olímpicos. Me entristece que el piragüismo no esté tan reconocido como otros deportes. 

«Por cómo estamos trabajando y el rendimiento los de París no serán mis únicos Juegos Olímpicos»

Usted es psicóloga, ¿cómo lo aplica a sí misma en su preparación?

La psicología es algo que me ha ayudado a ser mejor en el deporte. Lo estudie porque es algo que me apasiona, pero me ha ayudado porque yo me he dado cuenta que podía estar al cien por cien físicamente, pero como mi cabeza estuviese con miedo, con preocupaciones, no estuviese concentrada, no rendía. Y quizás estaba físicamente como nunca. La psicología es muy importante en el deporte y cada día nos estamos dando cuenta más de esa importancia. A veces a mí también me cuesta ver las cosas objetivamente y necesito ayuda externa y por eso trabajo con el psicólogo de la federación.

¿Estefanía piensa que París no van a ser sus únicos Juegos?

Sí, lo piensa. Tal y como estamos trabajando, el rendimiento que estamos teniendo, la mejora... Queda mucho camino por recorrer. Estoy convencida de que vamos a dar muchos éxitos.

No tiene nada que ver con el piragüismo, pero ¿Cuál es su opinión de todo lo que está sucediendo con el caso Rubiales?

Espero que las chicas ganen otro mundial, porque si este es el único que van a ganar, su éxito va a pasar desapercibido por todo lo que está pasando. Se está obviando el gran resultado que han conseguido y todo lo que les ha costado. La polémica está tapando el gran éxito que han conseguido. Que lo sucedido manche el éxito deportivo, me entristece. En mi deporte yo siempre destaco la igualdad que hay. Quedan algunas cosas por hacer, pero ha habido muchas mejoras y es un gran avance, un camino que estamos abriendo para las generaciones que vengan por detrás.

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