2 TIROS A PUERTA, 2 GOLES DEL INGLÉS
Cuando Bellingham esquivó a un inmenso Gavi y silenció Montjuïc
El inglés firma dos disparos a puerta, dos goles y el Madrid, que comparte el liderato con el Girona, se escapa a cuatro puntos de los azulgranas
Marcos López
Gavi lo había hecho todo bien. O casi. Su partido, especialmente en el plano defensivo, estaba a punto de ser perfecto. No, no es nada fácil pero no había ni rastro de Bellingham, el mejor jugador del Madrid. Y del fútbol europeo.
Estaba oculto bajo la diminuta figura del centrocampista andaluz, capaz como fue incluso de ganarle balones aéreos. Pero el inglés iba a lo suyo: dos disparos a puerta, dos goles y el Madrid, que comparte el liderato con el Girona, se escapa a cuatro puntos. Y el Barça aturdido sin saber realmente lo qué había pasado.
Había pasado más de una hora de encuentro y Xavi estaba feliz, a pesar de que su equipo había estrellado dos balones en el poste (un derechazo de Fermín en la primera parte y un cabezazo de Iñigo Martínez en la segunda) sin saber que era el prólogo del desastre azulgrana.
"Se ha demostrado que no necesitan mucho para marcar"
Tenía Gavi bajo control a Bellingham en un triste Madrid que solo despertó cuando apareció Modric en el césped de Montjuïc. "Se ha demostrado que no necesitan mucho para marcar", confesó un apesadumbrado Ter Stegen sin querer buscar explicaciones racionales a lo que ocurrió en el clásico.
Un derechazo que cambió el paisaje
¿Y qué ocurrió? Pues que Gavi no puede estar en todos los sitios a la vez, aunque proyecte esa sensación. Curiosamente, un cabezazo del andaluz se transformó, muy a su pesar, en una asistencia para el inglés, cuyo imponente derechazo desde fuera del área –quizá eran 35 metros o ¿eran 40?- desnudó al Barcelona. Ese zapatazo sacudió de tal manera a Montjuïc que cambió el paisaje para siempre.
De la nada, estaba el empate. De la nada, llegó el 1-2, firmado por Bellingham. ¡Quién si no! ¿Qué ocurrió? Pues que el equipo de Xavi, derrengado y cansado pese a sustituir toda la estructura ofensiva (empezó con Cancelo-Ferran Torres-João Félix y terminó con Raphinha-Lewandowski-Lamine Yamal) para inyectar la electricidad que activara a su equipo. Activado estaba en esa primera hora. Luego se desconectó en la media hora final coincidiendo con los cambios. Cambios de Ancelotti. Y cambios también de Xavi.
El fútbol es indescifrable. Y si anda el Madrid de por medio todavía más. No se había visto a Bellingham. Apareció Modric y empujó, ¡quién lo iba a imaginar!, al Barça al hogar de Ter Stegen. De pronto, el inglés volvió a ser quien ha sido. El mejor.
"No podemos estar así de empanados como en el primer gol"
Se olvidó del marcaje de Gavi, que pagó, como es lógico, la consecuencia de tanto esfuerzo, y ofreció una lección de contundencia y eficacia. Dos tiros a puerta, dos goles: uno desde fuera del área tal si fuera un mediocampista del siglo pasado y otro en el área pequeña, ejerciendo de delantero centro. "No podemos estar así de empanados como en el primer gol", se quejaba Gavi con amargura.
Él despejó con la cabeza, nadie fue al rechace y Bellingham se inventó un monumental golazo (era el 1-1) que anticipó, sin que el Barça se percatara, la magnitud de la tragedia.
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