Lo que pudo ser y no fue para el Villanovense ante el Betis

El Villanovense se gana el respeto del fútbol al superar por momentos al Betis el pasado miércoles en la Copa del Rey

Los incombustibles Pajuelo y Javi Sánchez volvieron a ser dos de los grandes protagonistas 

Isra Cano y Bellerín pugnan por un balón.

Isra Cano y Bellerín pugnan por un balón. / ÁLVARO MAGANÉS

El partido de Copa del Rey del Villanovense ante el Real Betis será recordado por siempre como aquella historia que pudo ser y no fue. Como aquél día en el que el conjunto serón casi le gana a un equipo de Primera División que además juega competición europea. O como aquél día en el que un gol de Isra Cano puso contra las cuerdas a un histórico del fútbol español. O simplemente el día en el que las 8.000 almas seronas se comieron con patatas a la afición del Betis con la celebración más multitudinaria de siempre de un gol del Villanovense. 

El partido que será recordado como lo que pudo ser y no fue porque al final acabó imponiéndose la lógica para que ganara el Betis. Un partido lleno de contrastes y emociones que dibujó un desenlace tan poco probable que al final el director de la película tuvo que cambiar por ese que todo el mundo espera sólo por encontrar el beneplácito de la crítica propia y ajena. 

Relu y Guardado, durante el partido.

Relu y Guardado, durante el partido. / ÁLVARO MAGANÉS

Pero lo que dejó el encuentro del Villanovense ante el Betis, además de un sentimiento de admiración generalizada, fueron varias imágenes para la posteridad. La primera la de Javi Sánchez, uno de los capitanes del Villanovense, con la nariz ensangrentada y con la mirada cargada de lágrimas de rabia e impotencia tras caer derrotados. El ‘4’ del equipo serón, sabedor de que quizás esta sea su última batalla de gran altura, se quedó con ese sabor amargo de quien tuvo la miel en los labios. O esa imagen en la que se le vio ganando uno tras otro los duelos ante Borja Iglesias. Todos menos uno, el que acabó en el gol de la victoria de los sevillanos. 

La ovación a Pajuelo

Pero también deja la imagen del capitán, Ángel Pajuelo, despidiéndose del campo con la atronadora ovación de 10.000 aficionados, béticos incluidos. Su esfuerzo y pundonor no solo no pasaron desapercibidos, sino que contagiaron a todo el estadio. Los dos baluartes del Villanovense sin lugar a dudas fueron de lo más destacado, como tan bien lo fue el goleador Isra Cano. El jienense se convirtió en tendencia viral con un gol al alcance de unos pocos genios del fútbol. 

Y como suele ser habitual, tras el partido, tras la ardua batalla, llegó la calma. El momento de confratenizar los unos con los otros. Ese fue el caso de Guille Campos y Borja Iglesias. Ambos intercambiaron sus camisetas tras una gran batalla sobre el verde, aunque en el caso de Campos tuvo que pedir permiso al club para entregarle su camiseta al ariete bético. O esas decenas de niños apostados a unos metros de la salida de vestuarios para intentar cazar una instantánea con alguno de sus ídolos verdiblancos. Aunque una de las grandes estrellas fue Pajuelo, que no dudó en hacerse cuantas fotos hicieran falta con los canteranos de La Cruz Villanovense. 

Los jugadores del Betis celebran la victoria.

Los jugadores del Betis celebran la victoria. / ÁLVARO MAGANÉS

Aunque al final la imagen que dejó el partido fue la del orgullo del Villanovense y su afición por haber vuelto a dejar el listón tan alto que ni una derrota empaña el esfuerzo y el buen papel mostrado ante el Betis. «Me voy triste porque no ha pasado el Villanovense», llegó a expresar Pellegrini. Eso lo dice todo.

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