El poder de la palabra es algo sobre lo que Pascal Mercier (Berna, 1944) hablaría durante horas. También de su amor a Fernando Pessoa. Ser profesor de Filosofía del lenguaje en la Universidad Libre de Berlín hasta hace poco --con su verdadero nombre, Peter Bieri-- le ha permitido interactuar con el alma de la ficción en sus tres novelas. Así es especialmente en la última, Tren nocturno a Lisboa . El Aleph publica en castellano este fenómeno editorial que solo en Alemania ha conseguido millón y medio de ejemplares vendidos y que ya se ha traducido a diez idiomas.

En palabras del propio Mercier, Tren nocturno a Lisboa es "la historia de un hombre que intenta comprender a otro hombre". El viaje geográfico que emprende Raimund Gregorius desde Berna hasta la capital lusa transcurre en paralelo a un viaje interior. El motor para desencadenar la aventura es un libro de Amadeu de Prado, un poeta portugués al que quiere conocer fascinado por su biografía y su obra en la que indaga sobre la amistad, el amor y la muerte. En el contexto de la dictadura de Salazar ambos personajes establecen una dialéctica entre palabra, acción y compromiso político.

Los protagonistas tienen en común que "quieren a las palabras", y De Prado debe dejarlas de lado para convertirse en un hombre de acción de la resistencia, donde hay sangre y violencia. "Odia la dictadura", explica Mercier, "pero es un poeta que no quiere tocar las armas".

A lo largo de esta intensa novela, no hay combate, sí tensión, entre palabra y acción, sin que haya que levantar acta de bajas. "Ambos toman como guía las palabras pero sus acciones son diferentes frente a un poder ciego", argumenta Mercier.

La utilización del lenguaje para el combate político ha estallado en el interior de este profesor suizo, ya retirado, durante las siete horas diarias que dedica a la escritura de ficción. El telón de fondo de sus pensamientos mientras preparaba Tren nocturno a Lisboa , confiesa, fue El ser y la nada , de Jean-Paul Sartre.