La elaboración de los próximos presupuestos del Estado, los últimos de la legislatura, ha disparado las tensiones en el seno del Ejecutivo. El detonante ha sido la decisión del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de dar un impulso a las políticas sociales con vistas a las elecciones generales del 2008. Los ministerios implicados se han afanado a diseñar medidas para dotar de contenido ese giro social, pero en la mayoría de los casos se han topado con el rechazo del vicepresidente Pedro Solbes que, según todas las fuentes consultadas, se niega a aumentar los gastos del Estado justo cuando la economía española empieza a perder parte de su poderoso fuelle.

El ministro de Economía, cuya retirada de la política tras las elecciones se da por segura, no desea que las urgencias electorales del PSOE desdibujen su trayectoria como inflexible garante del rigor presupuestario. Ayer, en la cadena SER, reconoció que el "sistema de negociación" de las cuentas del 2008 es "distinto y más complejo" que el de años precedentes, pero no tanto por las demandas de los grupos parlamentarios como porque, dentro del Gobierno, "todo el mundo quiere hacer más cosas en un año electoral". Y ese "todo el mundo" abarcaba, por supuesto, al propio Zapatero.

IMPACTO SOBRE LA NATALIDAD Para lanzar un público aviso al presidente y sus ministros, Solbes enfatizó que el crecimiento económico de España será en el 2008 "algo menor" que el del 2007, por lo que "el techo de gasto también debe ser algo inferior". Pero hizo más: cuestionó la ayuda de 2.500 euros por hijo recién nacido, el cheque bebé anunciado a bombo y platillo por Zapatero en el debate sobre el estado de la nación. "Hay que preguntarse si es la forma óptima de fomentar la natalidad. No se ha hecho una reflexión sobre su impacto efectivo y real", dijo el vicepresidente económico.

Este reproche es solo una muestra de hasta qué punto divergen Zapatero y Solbes. Tras el fracaso del proceso de paz y el desgaste a causa del Estatuto catalán, el presidente se apresta a sacar brillo a las políticas sociales ya ejecutadas y completarlas con otras que le brinden mayor rédito electoral. El vicepresidente considera que el gasto adicional que precisarían esas iniciativas se traduciría en unos presupuestos expansivos, receta que la ortodoxia económica desaconseja en tiempos de turbulencia.

EL PAPEL DE CALDERA Fuentes gubernamentales apuntan que, en su forcejeo con algunos ministros, Solbes les ha advertido de que las medidas electoralistas deben añadirse al programa del PSOE, no a los presupuestos del Estado. Se da la circunstancia de que Jesús Caldera, que como ministro de Asuntos Sociales suele porfiar con el vicepresidente para que aumente los gastos, es a la sazón el coordinador del programa electoral del PSOE. Una de sus misiones es negociar con Zapatero --y luego con Solbes-- qué iniciativas se pueden financiar con el próximo presupuesto y cuáles hay que aplazar hasta la próxima legislatura. Este será el caso de la ampliación del permiso de paternidad a 30 días.

Las contradicciones del Gobierno se evidenciaron ayer ante la iniciativa del presidente andaluz, el socialista Manuel Chaves, de subvencionar el acceso a la vivienda de las familias que ganen menos de 3.000 euros al mes. "¿Han calculado bien lo que les costará?", se preguntó Solbes, quien criticó "el reconocimiento de derechos para toda la vida, porque suena muy bien, pero luego hay que aplicarlo". En las antípodas, la ministra de Vivienda, Carme Chacón, elogió la idea andaluza y animó al resto de autonomías a imitarla.