Después de cuatro años de virulenta tormenta política, parece que se avecina la calma. El Gobierno y la oposición tienen voluntad de alcanzar acuerdos en temas de Estado. Pero se reservan el terreno económico para dar la batalla al adversario. Así, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy certificaron ayer ante la opinión pública que, además de tener diagnósticos distintos sobre la gravedad del mal que aqueja a la economía, apuestan por recetas diferentes para paliar los dolores de bolsillo de los ciudadanos.

El jefe del Ejecutivo habló de "frenazo económico" en la rueda de prensa posterior al encuentro, mientras este utilizó la palabra "crisis". "Lamento profundamente que el Gobierno se empecine en su diagnóstico, porque las cosas no se arreglan solas", dijo Rajoy, que llegó a la Moncloa con su propio paquete de medidas "para acortar la crisis".

Sin embargo, Zapatero rechazó sus propuestas al entender que conllevarían una reducción del gasto social. "El presidente del PP no me ha aportado ninguna idea que pueda ser novedosa o que pueda tener trascendencia política", resolvió.

Entre esas ideas presentadas por Rajoy figuraba limitar el crecimiento del gasto público al 2%, un plan de austeridad y reformas fiscales y laborales. A diferencia de lo ocurrido en la justicia o la lucha anti-ETA, aquí no tuvo éxito con Zapatero. Por tanto, cuando le llegó el turno de ofrecer su versión del encuentro a los medios de comunicación (descartó utilizar las dependencias de la Moncloa y optó por comparecer en la sede del PP), advirtió de que la "inacción" de los socialistas podría hacer "mucho daño" a la economía.

DOTAR LA LEY DE DEPENDENCIA Reproches y avisos al margen, Rajoy sí obtuvo garantías de que habrá una interlocución continua en esta materia entre el vicepresidente Pedro Solbes y el responsable popular de economía, Cristóbal Montoro. También arrancó el compromiso de que el Gobierno estudiará con el PP fórmulas para dotar de financiación a la ley de dependencia.

En resumen: que el supuesto desacuerdo económico encierra un pacto entre PSOE y PP, más o menos tácito, para convertir este asunto en pasto de enfrentamiento político, salvaguardando de este modo de la pugna cuestiones más delicadas como el terrorismo. Serán los números los que ofrezcan a unos o a otros utilizar munición dialéctica para aferrarse a sus respectivos modelos económicos como respuesta a las turbulencias. ¿Les bastará? Por ahora, Zapatero y Rajoy han cerrado su décimo encuentro declarándose satisfechos. Ya es una novedad.