El PSOE acogió ayer con satisfacción el gesto del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, al admitir por vez primera que coincidir hace una semana con el juez Baltasar Garzón en una cacería no fue conveniente, teniendo en cuenta que ese encuentro tuvo lugar horas después del inicio de las actuaciones judiciales del magistrado sobre la trama de corrupción que presuntamente salpica al Partido Popular. La tímida autocrítica se produjo 48 horas antes de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, comparezca en el Congreso para responder sobre el caso a preguntas del líder del PP, Mariano Rajoy.

Cinco días después de que se conociera la existencia de la cacería en la que participó, entre otras personas, con el juez de la Audiencia Nacional, ayer en Sevilla, Bermejo reconoció que su presencia en la cacería de Jaén fue "probablemente" una decisión "inoportuna", aunque reiteró que no piensa dimitir. El ministro insistió en que el PP ha magnificado el asunto "para tapar asuntos internos" y "graves problemas de corrupción", asegurando que "solo se crea una cortina de humo espesa cuando se está tan desesperado por las luchas internas de poder".

Bermejo explicó ayer que el primer día de montería abonó 1.000 euros de su bolsillo por participar, mientras que el domingo, día 8, lo que se celebró fue un "descaste" por invitación del dueño para regular la población animal de la finca, por lo que asistió gratis y se trató más bien de un favor mutuo.

Fuentes de la dirección del PSOE manifestaron que la autocrítica del ministro es "un gesto inteligente que demuestra su capacidad de reflexión sobre los hechos y le honra". Y es que en el partido socialista se admite en privado desde el primer momento que ir a la cacería no fue una buena idea. Ayer, la número tres del PSOE, Leire Pajín, deslizó implícitamente su opinión, cuando dijo: "Cada ministro en su tiempo libre tiene derecho a hacer lo que le parezca, con independencia de lo que yo haría".

Un dirigente socialista manifestó a este diario que "hay una ética y una estética" en estos casos, y al electorado socialista no le gustan este tipo de actuaciones, porque "se asocian las monterías al franquismo y al caciquismo, cuando se hacía política yendo de caza". A partir de ahora, esperan poder desactivar al menos en parte la avalancha política desplegada por el PP con este caso, que va a continuar aprovechando las sesiones del control al Gobierno.

EL DEDO Y LA LUNA De todas formas, en el PSOE siguen considerando absolutamente desproporcionado comparar los casos de corrupción y los espionajes que salpican a los populares con esa cacería del ministro y el juez. Por ello, Pajín se preguntó "qué valor dan determinados dirigentes del PP al Estado de derecho" para que este se pueda tambalear por el hecho de que un magistrado y un ministro coincidan en un lugar determinado. En la permanente del PSOE se advirtió de que cada vez que se siente acorralado, el PP crea una teoría de la conspiración. Un destacado socialista afirmó en la reunión que considerar la cacería más grave que la corrupción que salpica al PP es como permitir que el dedo oculte la Luna.