El rey Juan Carlos dedicó su tradicional mensaje de Navidad a, por supuesto, la «grave crisis económica» que ha motivado que «el desempleo sea la principal preocupación de las familias españolas», pero el Monarca realizó además tres referencias muy explícitas a «la Constitución» y una más a España como «una gran nación europea de larga historia e inmenso patrimonio». La llamada desafección política de una parte de los catalanes con relación a España pareció por momento leerse entre líneas en el mensaje navideño.

El Rey inició su discurso televisado con lo que, en su opinión, son los principales retos a la vista. «En primer lugar, superar tensiones y divisiones, sobre la base de los principios y valores que alimentan lo mejor de nuestra convivencia e inspiran nuestra Constitución», afirmó. Fue esa su primera referencia a la Carta Magna. La segunda mención la hizo tras lamentar implícitamente las tensiones territoriales que durante el 2009 han surgido entre distintas comunidades de España. «No nos podemos permitir que las legítimas diferencias ideológicas resten energías al logro de los consensos que piden nuestros ciudadanos», afirmó. «Para ello -prosiguió el jefe de Estado- necesitamos actuar con inteligencia y generosidad, y aplicar la fuerza de la unidad, del diálogo y del compromiso, en el marco del respeto a nuestra Constitución».

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL / La tercera y última mención a la Carta Magna la hizo Juan Carlos para recordar el «amplio abanico de derechos y libertades» que ofrece ese texto, que dota a los españoles de «instituciones que son clave para la estabilidad y la convivencia democrática». Desde la óptica catalana podía deducirse, tal vez, que entre esas «instituciones» a las que hacía referencia Juan carlos se incluía de forma preferente el Tribunal Constitucional. Su siguiente frase por lo menos así lo daba a entender: «Unas instituciones independientes para el mejor y más justo ejercicio de sus responsabilidades, por lo que todos debemos preservar esa independencia en aras de la confianza que los ciudadanos tienen depositadas en ellas».

Hubo en el mensaje navideño alguna referencia más a la tensión endémica de la política española, en este caso a la pelea cainita entre socialistas y populares. «Son muchos los retos y también las esperanzas que marcan este fin de año. El porvenir al que aspiramos no llegará solo. Tenemos que moldearlo juntos desde ahora, con profunda confianza en España y en los españoles, aplicando mucho sentido de Estado, tanto a la hora de gobernar, como de ejercer la oposición», recalcó.

EMPRESARIOS Y SINDICATOS / Ese clima de colaboración que reclamó para resolver las disputas territoriales lo exigió también Juan Carlos para encarar el reto de salir de la recesión. Abogó por un urgente acuerdo entre sindicatos, empresarios y Gobierno que encuentre el mínimo común denominador entre los intereses de cada parte. «Es necesario seguir adoptando medidas, lograr acuerdos entre nuestras fuerzas políticas, económicas y sociales, que permitan, por un lado, asegurar la mayor solidaridad y, por otro, acometer las reformas precisas, a fin de lograr una pronta recuperación en un clima de seguridad y confianza», dijo el jefe de Estado. Ese pacto -prosiguió- debería ir seguido de «un gran acuerdo nacional en materia de educación» y de una política encaminada a «incentivar aún más la innovación».

Se mostró convencido el Rey de que España alcanzará los objetivos que se proponga, eso sí, si «prima la fraternidad sobre las desavenencias, la confianza sobre el recelo, el bien colectivo sobre los egoísmos particulares» y si la «honradez es la regla inexcusable de la conducta».