El PSOE no ve ningún "recorrido" a la batalla que el PP llevará a la Mesa del Congreso primero y al Constitucional después para que se revierta la votación de la reforma laboral, que fue finalmente convalidada por un solo voto y gracias al error de un parlamentario popular, Alberto Casero. No cree que tenga salida porque se trata de un error humano, subraya, y no de un fallo del sistema telemático de la Cámara baja. Pero en lo que quiere poner el acento es en lo ocurrido con los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, que votaron no, desobedeciendo la directriz de su partido y desdiciéndose de su propio compromiso, reiterado a los medios y a los dirigentes socialistas que les preguntaron. Para Ferraz, se trata de un caso claro de "transfuguismo político", del que ahora queda por saber "el precio pagado por el PP". Una "compra" de voluntades que demuestra, para la cúpula de Pedro Sánchez, hasta dónde está dispuesto a llegar "el PP de Pablo Casado y Teodoro García Egea".

El PSOE no está dispuesto a que el PP arruine una votación que considera histórica, la de un decreto que recupera derechos de los trabajadores. Por eso empezó a desplegar su artillería desde el Gobierno y desde Ferraz. Que le da importancia máxima a esta cuestión lo evidenciaba que compareciera no el portavoz de la ejecutiva del partido, sino la número dos, Adriana Lastra. Ella fue la que verbalizó que tienen "claro que el PP conocía de antemano la decisión de los dos diputados de UPN" de contravenir la orden de su partido y votar en contra del texto.

Lastra subrayó que pudieron ver a Sayas y Adanero "reunirse con PP y Vox" —en concreto, con los portavoces de ambas formaciones, Cuca Gamarra e Iván Espinosa de los Monteros— en la cafetería del hemiciclo y en los pasillos. Pero las alarmas no se desataron porque tanto el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, como el portavoz socialista, Héctor Gómez, así como el portavoz de Cs, Edmundo Bal, preguntaron a ambos si iban a cumplir la directriz de UPN, la de apoyar el decreto, y respondieron que sí.

El PSOE denuncia una "estrategia perfectamente planificada" por la derecha para que el Gobierno y el PSOE no se enterase y no tuviera "capacidad de reaccionar"

También Cerdán llamó a Esparza, para cerciorarse, y le confirmó que no habría sustos. "Era claro. No querían que nos diese tiempo a reaccionar", reflexionan en Ferraz. De haberse dado cuenta de la maniobra, la dirección del PSOE habría requerido a PNV o ERC que prestasen dos abstenciones. Habrían bastado para salvar la votación. Por eso el error de Casero fue providencial, dado que echó por tierra la estrategia urdida por Sayas y Adanero. La reforma salió adelante por 175 síes y 174 noes, cuando el Gobierno esperaba 176 votos a favor (contando con los dos de UPN) y 173 en contra.

Cena con Esparza

La vicesecretaria general rompió su costumbre de no dar detalles de las negociaciones. Desveló que "la primera persona" de UPN con la que habló su partido fue Sergio Sayas —este dijo que no tenía información de la cúpula—, hace semanas, y este trasladó que tanto él como su compañero estaban de acuerdo en votar a favor del decreto si se preservaba el acuerdo alcanzado con patronal y sindicatos, si no había ningún cambio en el texto, que es justo lo que también quería el PSOE. En ese primer contacto —el interlocutor socialista fue el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, número dos del ministro Félix Bolaños—, Sayas indica que quien debía decidir era el presidente de UPN, Javier Esparza (con quien por cierto perdió en las primarias internas de 2020).

El PSOE está convencido de que "el PP de Casado y de Egea es capaz de cualquier cosa con tal de llevar adelante sus pretensiones" y que con "otro PP" esto no pasaría

El líder de los regionalistas navarros, de hecho, cenó posteriormente con Bolaños y con Cerdán en Madrid, y siguieron las conversaciones. El pacto se cerró el miércoles 2 de febrero, sobre las 19.30. UPN se comprometió a apoyar la reforma y, a cambio, el PSOE retiraba la reprobación contra el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, y respaldaba modificaciones presupuestarias por valor de 27 millones de euros. No obstante, el Gobierno recelaba de UPN porque no es un socio habitual, y por ello se esforzó en buscar la abstención sobre todo del PNV, para disponer de un colchón más confortable. No lo logró.

Al día siguiente, jueves 3, Sayas y Adanero verbalizan ante los medios que no comparten la decisión de UPN pero que la acatarán, y también lo trasladan insistentemente a la cúpula del PSOE, y también a Bal. "Aquí ha habido un caso de transfuguismo político, de compra de voluntades por parte del PP y lo único que nos queda por averiguar es el precio que ha pagado el PP", dijo Lastra. Porque lo que había era una "estrategia perfectamente planificada por parte de la derecha de la Cámara para comprar esas voluntades y después para que el PSOE y el Gobierno de coalición no lo supiéramos y no tuviéramos capacidad de reaccionar", siguió. Ayer jueves, a la salida del pleno, la lectura de varios diputados socialistas era que acababan de asistir a un "tamayazo bis", una reedición de lo ocurrido en 2003 en la Asamblea de Madrid, cuando precisamente Simancas no pudo acceder al Ejecutivo regional por dos tránsfugas de su partido.

La lección que extrae el PSOE de lo ocurrido es que "el PP de Casado y de Egea es capaz de cualquier cosa con tal de llevar adelante sus pretensiones". Y está convencido de que "con otro PP esto no estaría pasando". Pero la actual cúpula popular, continuó Lastra, "no tiene ninguna intención de cumplir el pacto antitransfuguismo", como ocurrió también hace casi un año en Murcia, y "es capaz de poner en riesgo las instituciones, de atacarlas y de atacar a la democracia para dañar al Gobierno". En fin, "este PP no es fiable y confiable y es capaz de cualquier cosa".

Fallo humano, no técnico

El PSOE cree que los recursos que han anunciado PP y Vox ante la Mesa del Congreso y ante el Constitucional, alegando que hubo un fallo en el sistema informático, tienen "muy poquito recorrido". Se trata de una "sobreactuación" del PP, porque "no hubo fallo técnico", sino humano. Simplemente, que el diputado Casero se equivocó, subrayó Lastra. La dirigente recordó que, con el arranque de la pandemia, en marzo de 2020 y en octubre de 2021 la Mesa del Congreso acordó que el método de verificación del voto telemático se haría "a través de la intranet de la Cámara, con la introducción de usuario y contraseña", y no a través de comprobación telefónica. Además, cuando se emite el voto, el sistema pregunta para ratificar lo votado y, en caso de aceptar, lo envía. Es decir, que hay una doble verificación, y después el diputado puede obtener el justificante de voto.

En marzo de 2020 y en octubre de 2021 la Mesa acordó la verificación del voto a través de la intranet de la Cámara con usuario y contraseña, no por teléfono

En suma, que fue un "error humano, como ha habido muchas otras veces", y no informático, ya que "jamás" los hay. Lastra añadió que todo el PP se equivocó este mismo jueves en una votación presencial, en el dictamen de una ley, y también que Casero erró solo en este último hasta en tres ocasiones. "Que lo multen, que hagan lo que quieran, pero que no critiquen a las instituciones", que no lleven "el trumpismo a la política española", rogó la número dos.

Los socialistas no creen rota la mayoría de investidura pese al desacuerdo, en esta votación, con ERC, PNV y Bildu. Lastra recordó que los tres partidos hicieron un discurso contemporizador en el Congreso y se ofrecieron a seguir trabajando con el Ejecutivo, y este también muestra su disposición. "Estamos convencidos de que a partir de este momento volveremos a encontrarnos en el camino en las diferentes votaciones", sostuvo. "Siempre ha sido nuestra hoja de ruta: cuantos más grupos apoyen las leyes, las reformas que llevamos al Congreso, mejor", defendió, para dejar por tanto claro que Ferraz aspira a recomponer los puentes con los socios, pero sin renunciar a entenderse con otras fuerzas, caso de Cs.

La votación de este jueves evidenció la fragilidad de la apuesta del PSOE por una mayoría transversal, alternativa. Sin los dos diputados de UPN, y con ERC, PNV y Bildu en contra, no hay números. Pero para los socialistas sí que existe, porque los nacionalistas vascos tienen un perfil que entienden más transigente y el desencuentro ha sido puntual. A Sánchez le convenía sacar la reforma laboral con un abanico de fuerzas distinto, incluir a Cs en la ecuación, para centrar su imagen y la del partido antes de las autonómicas en Castilla y León del 13-F y ante el nuevo ciclo electoral.

"Ojalá nos apoyara todos los grupos en el Congreso. Otra de las lecciones que extraemos es que aquí no sobra nadie", verbalizó la número dos, indicando así que Cs sigue quedando dentro del radar, opción que desdeña Unidas Podemos, quien cree que no es posible la geometría variable. Por lo pronto, y de cara a los comicios en Castilla y León, el PSOE ya tiene una nueva idea fuerza, en palabras de la vicesecretaria general: "Todos los ciudadanos de allí y de toda España saben que el PP capaz de cualquier cosa".

En la votación del jueves faltó un voto de la mayoría, el del diputado Alberto Rodríguez, de Unidas Podemos, vacante no cubierta tras su condena. Lastra prefirió no opinar sobre las cuestiones internas de su socio, pero sí mandó un recado: "Nos gustaría que cuanto antes todos los escaños estuvieran ocupados".