Elecciones generales 23J

Cataluña entra en campaña como feudo decisivo en la disputa entre Sánchez y Feijóo

Estos son los retos que afrontan los partidos catalanes en las elecciones generales del próximo 23 de julio

Elecciones generales 23.

Elecciones generales 23.

Carlota Camps | Sara González | Xabi Barrena

El próximo 23 de julio las urnas completarán un nuevo hemiciclo de cuyas mayorías dependerá la elección del próximo presidente del Gobierno. La competición entre Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo para hacerse con la Moncloa está reñida y Cataluña entra en campaña como una comunidad autónoma decisiva. Estos son los retos que afrontan los partidos catalanes:

Ganar el duelo a Junts

ERC llega a la cita con las urnas bajo la sombra del batacazo electoral de las elecciones municipales, que los análisis internos atribuyen a la desmovilización de su electorado ante una contienda que se percibió, por parte de los independentistas en general, como de nula relevancia hacia la independencia. Estos comicios generales tampoco son la quintaesencia de lo que haría saltar al elector abstinente del sofá como un muelle y Esquerra parte con el temor a que se repita lo vivido el 28-M, cuánto más porque no ha habido tiempo para revertir el estado de ánimo, ni, tan solo, para glosar los 'logros' de la mesa de diálogo.

"Quizá es un problema de expectativas", desliza un alto cargo del partido que admite que estar dos años hablando del referéndum para que, a la hora de la verdad, las conversaciones se acabaran justo cuando presuntamente se tenía que hablar de ello, no ayuda.

La segunda sombra se ampara en el planteamiento plebiscitario que el PSOE plantea cada vez que el PP tiene ocasión de regresar a la Moncloa. Ayudado por la posible entrada de la extrema derecha en el futuro Gobierno, el PSC confía en acaparar el mayor caudal posible de voto útil anti-ultra y eso podría damnificar a ERC.

Con todo, el partido se expone a dos grandes amenazas estratégicas: que la aritmética convirtiera en pírrica cualquier cifra de diputados que obtuviera y el partido cayera, en el Congreso, en la irrelevancia y que Junts les superará en votos y/o escaños, lo que acarrearía dejar de ser el interlocutor catalán principal del Gobierno. De todas formas, el 'president' mantiene que sea cual sea el resultado no adelantará elecciones.

Completar el triplete

Salvador Illa sabe que carga sobre sus espaldas ser la principal locomotora para que Pedro Sánchez pueda revalidarse en la Moncloa. Con antiguos grandes feudos como Andalucía y Valencia rendidas a los pies del PP, los socialistas saben que tienen en Catalunya su principal salvavidas, el voto más consolidado mientras intentan levantar lo perdido en el resto de comunidades en las pasadas municipales. Por eso los objetivos del PSC trascienden a los del tablero catalán, donde no tienen dudas de que lograrán imponerse. En 2019 fue ERC quien se hizo con el primer puesto del podio mientras que el PSC quedó segundo con 12 diputados.

Para Illa, ganar el 23 de julio y hacerlo, además, con contundencia respecto a sus rivales supone consolidarse como principal partido en Catalunya y completar el triplete tras ser el partido más votado en las catalanas de 2021 y en las municipales del 28-M. Unas credenciales con las que busca certificar que ERC pierde fuelle a marchas forzadas mientras que los socialistas ganan centralidad y se acercan a la presidencia de la Generalitat por mucho que Pere Aragonès no tenga intenciones de acortar los dos años que quedan de legislatura. Claro está que para el propósito y la proyección del líder de los socialistas catalanes no será lo mismo si Sánchez sigue siendo presidente del Gobierno que si es el PP quien ha tomado las riendas cuando llegue el momento.

Consolidar su peso en Sumar

La suerte de Yolanda Díaz también depende, en gran medida, del resultado de los Comuns en Catalunya, el principal puntal de Sumar. La candidatura encabezada por Aina Vidal tras un debate interno que acabó con Jaume Asens despidiéndose de la primera línea de la política, aspira a liderar la movilización del espacio a la izquierda del PSOE tras unas municipales que han sido un mazazo para la formación de Ada Colau. No solo han perdido la alcaldía de Barcelona, hasta ahora la columna vertebral de su proyecto, sino también musculatura municipal más allá de la capital. 

Romper con la concentración del voto que puede provocar las llamadas al voto útil de los socialistas frente a la dupla PP-Vox es uno de los principales retos de En Comú Podem. Buscan quedar en segunda posición y revalidar por lo menos los siete diputados que obtuvieron hace cuatro años, cuando quedaron cuartos y vieron como había pasado su momento álgido de las dos victorias en las generales en 2015 y 2016 con Xavier Domènech al frente y 12 representantes. Ese resultado les permitiría consolidar su peso dentro de Sumar y, en el caso que se pueda reeditar el Gobierno de coalición, su cuota dentro del Ejecutivo. Los Comuns dan por sentado que a partir del otoño deberán afrontar una refundación y encarar el relevo de Colau, y no será lo mismo sin, por lo menos, la última gran cota de poder que les queda.

Movilizar a los independentistas descontentos

El revés de la justicia europea contra la inmunidad de Carles Puigdemont marcará el inicio de la campaña de Junts. Aunque ha sido un golpe duro, los posconvergentes lo utilizarán electoralmente y pedirán llenar las urnas masivamente de votos "para demostrar el apoyo del independentismo al exilio". Un mensaje que también servirá para contrarrestar las campañas a favor de la abstención impulsadas por una parte del independentismo descontento.

Los posconvergentes no quieren dejarse llevar por los discursos del miedo ante la posibilidad de un gobierno del PP con Vox, y avisan de que si Sánchez quiere sus votos, tendrá que hacer una propuesta. "No iremos a Madrid con la listilla de agravios como se ha hecho siempre. La pelota está en su tejado", advierten desde la candidatura, y añaden que ya lo han "probado todo" y que Madrid sabe "perfectamente lo que queremos": un referéndum.

Fuentes de Junts aseguran que no han planteado una campaña de confrontación con Esquerra, tras el acercamiento con los republicanos de las últimas semanas, pero sí esperan recoger votos de los independentistas que ven escasos frutos al diálogo con el Estado. Su objetivo es volver a ganar a los republicanos en votos, como ya pasó en las municipales. En 2019, Junts se presentó con el PDECat -quién ha conseguido quedarse con todos los derechos electorales del espacio- y sacaron 8 escaños, que acabaron separándose por la mitad poco después. Con solo 4 diputados fieles al partido dirigido por Laura Borràs y Jordi Turull, cualquier resultado que los supere será celebrado como una victoria.

Quedarse con la herencia de CiU

El PDECat, ahora bajo la marca 'Espai CiU' y con un exUnió como Roger Montañola al frente, se dispone a intentar explotar el flanco derecho del soberanismo catalán que se siente alejado de la actual dirección de Junts y de su apuesta por el bloqueo institucional, así como recuperar la estrategia del 'peix al cove' de la antigua CiU, algo que los cuatro diputados liderados por Ferran Bel ya han hecho desde la separación con Junts.

Si consiguen representación, Montañola se ha mostrado dispuesto a investir tanto a Feijóo como a Sánchez, con el mismo "precio" para uno que para otro: que es que el futuro presidente del Gobierno "respecte a Catalunya y pase por caja", con propuestas sobre economía, recursos, financiación, inversiones o infraestructuras.

Recuperar el peso histórico

En 2019 los populares tocaron fondo y solo lograron sacar dos escaños por Barcelona y cuatro años después, el PP catalán no solo busca recuperarse, sino que aspira a sacar unos "resultados históricos", incluso aseguran estar luchando por una segunda posición, al menos en la provincia de Barcelona. Fuentes de la formación indican que podrían sacar hasta 10 diputados y obtener representación en todas las provincias catalanas, también en Girona Lleida, plazas habitualmente adversas para esta formación y que sirven como termómetro de la situación general del partido.

La apuesta de Feijóo por el exportavoz de Ciutadans, Nacho Martín Blanco, como cabeza de lista tiene por objetivo "ensanchar la base" y concentrar el "voto constitucionalista", recogiendo el voto de su anterior partido, así como también de exvotantes socialistas descontentos con "la deriva del sanchismo" y sus pactos con ERC y Bildu. Además, Catalunya será uno de los "focos" de la campaña de Feijóo, tanto a nivel discursivo y programático, como también a nivel de visitas. El líder popular ha elegido Castelldefels para abrir la campaña y Barcelona para celebrar su mitin central, donde explicará su promesa de recuperar el delito de sedición, la tipificación del referéndum como ilegal o que el castellano sea vehicular en las escuelas.

Mantenerse en el Congreso

Los ‘cupaires’ se presentaron por primera vez a unas elecciones generales en noviembre de 2019, cuando consiguieron dos diputados y se quedaron a solo 2.000 votos de sacar otro en Girona. Justamente allí, donde lograron hacerse con la vara de alcalde hace pocas semanas tras un pacto independentista para desbancar al PSC, es donde tienen previsto cerrar una campaña electoral que empezará en Barcelona, y tendrá paradas destacadas en Vic, Sabadell y Olot.

Aunque hubo debate en la CUP sobre si presentarse o no a estos comicios -la opción de concurrir ganó en una consulta interna por un 61% de los votos-, los anticapitalistas plantean su proyecto político como un revulsivo contra el auge de la extrema derecha. La candidatura encabezada por Albert Botrán Mireia Vehí, disparará contra la monarquía y se lanzan a la carrera electoral prometiendo defender con "uñas y dientes el referéndum, los derechos de las mujeres, de las personas LGTBIQ+ y de la tierra". Las encuestas, de momento, no les aseguran su reválida.