Las obras que se están realizando en Extremadura para la construcción de la plataforma de la línea de tren de alta velocidad (AVE) que discurrirá por la región han destapado ocho importantes yacimientos arqueológicos, entre los que destacan un poblado tarteso, una necrópolis musulmana, termas y diversas estructuras de época romana. Repartidos por provincias, en Cáceres destacan los tres yacimientos que se encuentran en el término municipal de Aldea del Cano, dos localizados en la capital de provincia , mientras que en Badajoz se han registrado tres, en las localidades de Pueblo Nuevo del Guadiana, Torremayor y Novelda de Guadiana.

Los encargados de sacar a la luz, catalogar, documentar e investigar estos restos son los arqueólogos de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta, que tras ser advertidos por Adif, empresa encargada de planificar las acometidas de esta línea, comienzan su actividad con "el balizado del yacimiento", para "marcar la extensión" del mismo y, de este modo, tratar de "definir bien" las "características" de lo que se encuentre en la excavación del lugar previamente delimitado.

OBRAS E INVESTIGACION Así lo expuso a Europa Press el coordinador de estas investigaciones, el arqueólogo Hipólito Colado, que resaltó que se trata de "trabajos absolutamente coordinados" entre los responsables del Ministerio de Cultura, Adif y la Consejería de Cultura, para conseguir "un equilibrio" entre la construcción del AVE y las investigaciones arqueológicas. En este sentido, insistió en que "la excavación no debe ser un impedimento para una construcción" como esta, sino que desde patrimonio se aprovecha la coyuntura "para conocer la arqueología de la región" y desarrollar más "investigaciones al respecto".

La intención, explicó, es no "entorpecer" los trabajos que se estén realizando, ya que una vez estudiados los restos arqueológicos aparecidos, se vuelven a cubrir de tierra y se continúa con la planificación prevista en un principio en las obras de la línea ferroviaria del AVE.

VILLA ROMANA Actualmente, los arqueólogos de la Consejería de Cultura trabajan en el paraje conocido como El Cerro de la Mezquita, a la altura de la localidad cacereña de Casas de Don Antonio, donde están descubriendo estructuras rurales de la etapa romana. Según Collado, estos pueden ser "elementos secundarios de una villa romana de época tardía", y que han aparecido como consecuencia de los movimientos de tierra" efectuados en esta zona para el trazado del AVE, precisó.

En este caso, los elementos descubiertos "están muy mal conservados" debido a que la cobertura de tierra que los sepultaba "es corta" y también a la roturación de la tierra realizada por "los arados" empleados en este área por los agricultores. Durante los trabajos, algunos de los peones que integran este equipo limpian en este mismo lugar estructuras que pertenecen a muros levantados por los romanos para delimitar almacenes, graneros, cuadras y otras dependencias dedicadas a labores "agropecuarias".

SISTEMA DE TRABAJO Una vez perimetrado el yacimiento, se procede "a la excavación completa" con el objeto de rescatar el mayor número de piezas posibles, que con posterioridad compondrán los fondos museísticos de los dos arqueológicos provinciales que hay en la región. A la vez se desarrollará una profusa investigación sobre los vestigios localizados para disponer "de una documentación integral de las estructuras aparecidas".

Por el momento, han actuado en ocho núcleos arqueológicos de cronología diversa, cinco en la provincia de Cáceres y tres en Badajoz, entre los que Collado destaca por motivos "cronológicos" y por "su estado de conservación" un asentamiento de época "protohistórica", hallado en una zona llamada La Ayuela, en la provincia de Cáceres. En este se ha descubierto "un poblado con influencias tartésicas", que investigaron en colaboración con el departamento de prehistoria de la Universidad de Extremadura, además de una necrópolis musulmana, localizada en la localidad pacense de Montijo, y diversos restos de ocupaciones romanas, básicamente.

El equipo investigador actúa en torno a los seis meses en los restos que ocupan menor extensión, mientras que en yacimientos mayores tienen lugar "intervenciones más largas", que precisan de "muchos medios materiales y personales", según apuntó Collado. El arqueólogo subrayó que "lo bueno" de intervenir en obras públicas de esta envergadura es que les "ayuda mucho a conocer más ampliamente el proceso histórico" de los restos hallados. Así, resaltó que estos descubrimientos permiten "avanzar en investigaciones y conocimientos" de diversos aspectos que desconocían de "la ocupación del territorio por los romanos".