La pérdida de población en las zonas rurales a favor de las urbanas, el envejecimiento de ésta y los consiguientes cambios en la actividad económica tras el abandono del medio rural en Extremadura y las regiones portuguesas de Alentejo y Centro han modificado rápidamente los usos del suelo de La Raya, que ahora están más expuestos a riesgos de incendios forestales y un mayor índice de erosión. Esta es una de las conclusiones de la tesis elaborada por el investigador de la Universidad de Extremadura Francisco Javier Jaraíz Cabanillas. En su estudio, que comenzó en el 2007, ha analizado cómo los cambios demográficos, económicos y de infraestructuras influyen sobre las coberturas y usos del suelo de las regiones fronterizas.

En los últimos años estas zonas han experimentado alteraciones con el abandono de la agricultura en terrenos de baja productividad, la aparición de nuevos cultivos de regadío, el incremento de zonas forestales y de la masa de agua,... lo que ha producido efectos tanto negativos como positivos en la zona. Entre los primeros destacan lo riesgos de incendios forestales y erosión que afectan principalmente a la biodiversidad por la fragmentación de hábitats y la eliminación de corredores naturales. "Los dos distritos transfronterizos del norte de Portugal son los que más masa han perdido en los últimos años por los incendios y los que más riesgos pueden presentar ante la falta de actividad en la zona --ver mapa--", apunta Jaraíz. Según el estudio, estos efectos están íntimamente ligados a los espacios artificiales emergentes: tejido urbano discontínuo, zonas de extracción minera, vertederos, edificación o redes viarias.

Pero también los cambios en los usos del suelo han favorecido una alteración positiva en la biodiversidad y en la calidad de vida de la población. Según el investigador trujillano, la construcción de embalses, la ampliación de las superficies de regadío y de los sistemas agroforestales, tratados y controlados, han posibilitado que la biodiversidad se multiplique en las tres regiones. "Tal es así que, estos espacios, nuevos humedales artificiales y dehesas o montados, aglutinan la mayoría de las especies protegidas y tienen gran parte de su territorio bajo alguna figura de protección", explica el investigador. Estos son datos positivos siempre que la reforestación de las superficies venga acompañada de políticas para mantener la población en las zonas rurales más deprimidas, las zonas montañosas, con el fin de dotar de actividad a la zona y evitar los riesgos, señala Jaraíz.

CORRECTA PLANIFICACION El investigador incide además en la importancia de conocer los cambios en las coberturas y sus repercusiones para desarrollar una correcta política social, económica y ambiental en el futuro. "Las técnicas empleadas muestran las variables que inciden para que se produzcan unos cambios u otros y conocer las causas de esas transformaciones es esencial para planificar estrategias territoriales", apunta. Para ello, seguirá trabajando en esta línea de investigación, con nuevos proyectos: uno centrado en la evolución de las cuencas hidrológicas transfronterizas en los últimos años, y otro sobre los cambios en los regadíos próximos a estas cuencas.

La tesis, para la que se han empleado técnicas de datos como las basadas en redes neuronales o imágenes por satélite, ha sido dirigida por los profesores de la Uex Julián Mora Aliseda y José Antonio Gutiérrez Gallego.