El canto de los pájaros ha estado tradicionalmente ligado al bienestar y al relax, y la contemplación de la naturaleza y el avistamiento de aves al ocio, actividades de voluntariado o educación medioambiental. Pero hoy las administraciones y los operadores de viajes han puesto el foco en los miles de turistas que recorren el mundo en busca de pájaros, conscientes de que se trata de ciudadanos generalmente con un poder adquisitivo medio o alto. Los ornitólogos son pioneros del turismo verde o ecológico, ciudadanos muy comprometidos con los valores asociados a la naturaleza y a la protección, objetos de deseo de las organizaciones conservacionistas por su contribución científica, y hoy, además, objetivo de esos operadores que pretenden que su presencia repercuta sobre el 'PIB'.

Miles de ellos han pululado desde el pasado viernes por el Parque Nacional de Monfragüe, donde ayer se clausuró la Feria Internacional de Turismo Ornitológico, un evento que pretende convertirse en el hermano pequeño de la todopoderosa British Birdwatching Fair que se celebra cada verano en Inglaterra. Tradicionalmente estas ferias son el mejor escaparate para conocer las novedades y tendencias asociadas al orniturismo (prismáticos, telescopios o teleobjetivos de muy alta gama), pero durante los últimos años son también el lugar idóneo para promocionar un tipo de turismo muy peculiar al que España aporta algunas de las mecas mundiales para la observación de especies únicas: el propio Monfragüe, el Estrecho, el Delta del Ebro, los Montes de Toledo o Doñana.

De los objetivos y las pretensiones del sector hablan los propios títulos de algunas de las conferencias que se han impartido en esta feria: '¿Como llegar al mercado francés?' o 'Turismo ornitológico y alojamiento rural: un binomio con mucho futuro'. Una organización emblemática, la Sociedad Española de Ornitología SEO/Birdlife, ha traído a la pequeña pedanía cacereña de Villarreal de San Carlos un nuevo programa de apoyo al sector profesional del turismo ornitológico y de promoción de estas actividades de ocio al aire libre. Y es que el birdwatching o avistamiento de pájaros es una actividad muy arraigada en otros países --la organización internacional Birdlife cuenta sólo en Reino Unido, con más de un millón de socios-- y miles de turistas ingleses, alemanes, holandeses o suecos planifican sus vacaciones en función de los avistamientos. Algunos han aprovechado esta feria para asomarse al Salto del Gitano, el Castillo o Tajadilla, lugares desde los que es fácil contemplar al buitre leonado, el buitre negro o al alimoche, y bastante probable observar especies como el águila imperial o la cigüeña negra.

Un ejemplo de las potenciales posibilidades económicas de este tipo de turismo es la agrupación Ecoturismo Responsable en la Biosfera, paraguas del Club Ecoturismo en España, que pretende dar a conocer lo mejor de la naturaleza española, contribuir a su conservación y ligar la imagen de España a la riqueza de su patrimonio natural. De momento, y con la mediación de Turespaña, a este club se han adherido más de treinta espacios protegidos, unas 600 empresas y numerosas administraciones públicas convencidas de que esta fórmula, incipiente todavía en España, puede atraer a miles de personas interesadas en descubrir, observar, descansar y contemplar la naturaleza.