En el parque infantil de Borj el Mlouk los toboganes son rojos y amarillos. No es una casualidad. Inaugurado hace apenas unas semanas, este es uno de los proyectos de cooperación con la población civil que ha desarrollado el contigente militar español desplegado en el Líbano. Proyectos que están destinados a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la zona y que incluyen proporcionar asistencia médica, dar clases de español o mejorar los suministros eléctrico y de agua, entre otras iniciativas.

"No somos una oenegé, no hacemos ayuda humanitaria. Todas estas actividades que realizamos son para conseguir, por una parte, una atmósfera de paz y seguridad y, por otra, la complicidad y confianza tanto de la población como de las autoridades civiles y religiosas que permitan implementar adecuadamente la resolución 1701 de la ONU, que al fin y al cabo es la misión por la que estamos aquí desplegados", precisa Oscar Castro, jefe de cooperación cívico militar de la brigada.

En materia de infraestructuras, el Líbano en general y esta zona del país en particular, tienen dos grandes deficiencias. La luz y el agua. En cuanto a la primera, las poblaciones nunca cuentan con un suministro continuado de 24 horas al día de electricidad. En Beirut, que es donde disfrutan de mejor situación, sufren tres horas de corte diarias. Y en la zona en la que operan las tropas españolas, las poblaciones sufren cortes cada cuatro horas o cada seis. Así que desde los ayuntamientos a menudo se demanda al contingente español grupos electrógenos que permitan mejorar este suministro. Igualmente, la Brilib también ha hecho posible la instalación por toda esta zona de farolas solares para el alumbrado público.

Por lo que respecta al consumo de agua, en la mayor parte de los pueblos no es potable y no es habitual que las familias dispongan de recursos para pagarse la embotellada, por lo que acaban bebiendo de la no potable. En invierno, con más abundancia de agua la situación es menos problemática, pero en verano, con mayor concentración de suciedad, aumenta el riesgo de contraer enfermedades. Por este motivo, también se está trabajando en en sistemas de filtrado de agua.

Identificar necesidades

"Nosotros identificamos las necesidades y a partir de ahí, junto con lo que nos dice el alcalde, intentamos invertir donde viene mejor para la localidad", apunta el capitán Iranzo, miembro también de esta unidad de colaboración cívico-militar. "La idea de los proyectos es que tengan una larga duración", añade. En Blat por ejemplo, se construye estos días, por solicitud de su alcaldía, un campo de minifútbol junto a un colegio, en el que también se ha invertido ayudando a la mejora de instalaciones y a la compra de material. Se trata de proyectos que, además, subraya Iranzo, revierten en la economía local, ya que se recurre a contratistas de la zona.

La atención médica también centra algunas de actividades de cooperación. En ese mismo pueblo de Borj el Mlouk --con una población de quinientos habitantes durante el invierno, algo mayor en el periodo estival-- un médico de la Base Miguel de Cervantes pasa consulta dos veces por semana en una de las de dependencias de la iglesia. Si no lo hicieran, sus habitantes tendría que desplazarse hasta el hospital de Marjayoun, a varios kilómetros, para disponer de atención sanitaria.

Dentro de este ámbito del apoyo a la población civil, una de las iniciativas estrella es la de impartir clases de español. Alrededor de dos centenares de alumnos de diversas edades aprenden el idioma gracias al programa que el Instituto Cervantes desarrolla en esta zona del país a través del contingente español y del que también se benefician militares de otras nacionalidades. "Tienen muy buena predisposición", resalta de los alumnos la teniente Sandra Salinas, que coordina este programa. 47 militares imparte de forma voluntaria estas clases en 17 centros de 11 poblaciones. "Hombres, y mujeres, cristianos y musulmanes, compartiendo las mismas clases, que es lo fundamental", recalca Oscar Castro.

Los más pequeños son también el objetivo de otras iniciativas como el reparto de juguetes --a través de la iniciativa Un soldado, un juguete, una sonrisa -- o de charlas informativas sobre temas con la educación vial o la salud bucodental.

Igualmente, se colabora con la Escuela de Hostelería de Marjayoun, de manera que una decena de sus alumnos aprenden a elaborar platos típicos españoles como la paella, los churros o la caldereta de cordero, que son preparados por los militares. Estos, a su vez, también pueden aprender algunas recetas de la gastronomía libanesa. "Hicimos una captación entre a quienes les gustase cocinar, pero dejando claro desde el principio que esto no era obligatorio y que aquí había que venir a hacer las cosas bien", afirma el capitán Juan Núñez, de Monterrubio de la Serena

Otro de los cometidos de esta unidad, denominada Cimic, es mantener un permanente estudio y valoración de la situación civil de la zona y asesorar en esta materia al general de la Brilib XX, Francisco José Dacoba. Esto supone mantener contactos con la diversas autoridades políticas o religiosas de la zona, una labor especialmente compleja en un país que tiene una diversidad religiosa y social tan importante como el Líbano.