TQtuerida Madre: Recuerdo cuando al llegar a casa, tu mirada se encontraba con la mía, te centrabas en mis ojos de un modo silencioso e inmediatamente aplicabas tu clave de interpretación que nunca fallaba. Sabías interpretar mi alegría, preocupación, inquietud, miedo, rabia, fracaso, esperanza, agradecimiento, cansancio-nada se escapaba a tu mirada entrañable. Tú sabías que nadie me conocía como tú y es que para nadie era tan único como para ti.

Ahora sigo llegando a casa, traigo la mirada pero la tengo que guardar para mí mismo, ya no tengo otros ojos, que mirándome desde el corazón materno, desentrañen mis sentimientos. Ahora siento tu ausencia y mi soledad. Ya me lo decías y me lo avisabas tú, que no te querías ir porque imaginabas mi llegada y me sentías muy solo, no querías que estuviera solo.

La verdad que sí lo estoy, pero también es verdad que sigo todos tus consejos preparatorios y nunca me falta la fe ni el cariño de mucha gente que me rodea, e incluso puedo interpretar la soledad como descanso, contemplación y profundización. Ya sabías que no me quedaba solo, me lo decías cada vez que terminaba una reunión en casa, que asistías a algún evento comunitario con los jóvenes y adultos de la parroquia o los movimientos, y me remitías a la familia especialmente a los hermanos. No hay duda de que están totalmente conmigo y que no me falta nada de ellos, sólo me faltas tú.

Te puedo decir que las cosas van bien. Todas aquellas que te preocupaban porque me preocupaban están muy tranquilas. Lo de aquellos papeles que, a veces, llenaban la mesa en la noche ya ha acabado en ese título que tú no entendías de la tesis doctoral, y que me decías que ya estaba bien tanto estudiar, que me quedara tranquilo.

Con los hermanos te puedo decir que la buena herencia que nos has dejado es la ternura con la que nos podemos mirar y querer, estamos disponibles y nos gusta juntarnos; siempre que nos encontramos volvemos a ti y lo hacemos con agrado, alegría, agradecimiento, fiesta, tampoco faltan las lágrimas y el dolorcillo de sentir que no estás con nosotros y nos sentimos huérfanos de tu mirada y hasta de tu debilidad. El reparto de los bienes entre nosotros, si lo hubieras visto, te hubiera llenado el alma de satisfacción.

La casa la han quedado en mis manos, a ver si soy capaz de ponerla bien para que podamos disfrutarla todos. Todavía no he dado tus sábanas bordadas a las nietas pero sé que tengo que hacerlo. Los demás de la familia avanzan en sus cuidados: Maxi ha comenzado a trabajar, Sara ha encontrado un trabajo, Ana Belén continúa con su niños en el cole y hay un novio que cae bien a la familia --a ti te gustaría aunque no sé si te parecería guapo-- , Lydia te recuerda y ya ha terminado Educación Infantil, y la noticia bomba que tu nieto Héctor Gabriel y Estela están esperando familia, ellos piensan que tú les estás ayudando desde el cielo. Gabriel ya jubilado y no nos dice cuánto cobra cada mes, pero ha debido escapar bien porque no se queja. Las cuñadas, cada una con su tarea, y sí me llevo bien con ellas como me aconsejabas diciéndome que son las que tengo y tenía que llevarme lo mejor posible. Tus amigas siempre me paran, me cuentan, te recuerdan, lloran y se ríen al mismo tiempo con tus cosas y carácter cariñoso y cercano.

Ahora ya hace el año que te marchaste silenciosamente, no hay día que nos estés en nuestro corazón y en nuestra alma. Nos transmitiste la fe y la esperanza, por eso sentimos que estás muy cerca de nosotros y que nos estás ayudando desde el cielo un montón. Sabemos que nos volveremos a encontrar en el abrazo celestial y lo deseamos. Cuídanos y ayúdanos a vivir con sentido como tú lo hiciste, que nunca nos falte la fe, la esperanza y el buen ánimo y carácter abierto y cariñoso. Seguimos mirando al atardecer y te vemos en el rojizo del cielo donde nos envías tanta paz y serenidad. Yo me quedo fijo mirando el horizonte y al sol que se esconde, sintiendo que desde ahí tu me miras fijamente a los ojos me interpretas los míos y me sigues acariciando para seguir hacia adelante. Nos juntaremos en tu aniversario y volveremos a celebrarte sabiendo que ya eres celestial, porque fuiste una madre divina.