La lluvia dio anoche una tregua a la cofradía del Cristo de la Humildad (Oración en el Huerto) y María Santísima de los Dolores, que pudieron recorrer las calles del Casco Antiguo. Tras la suspensión, el domingo, de la Borriquita de San Roque, ésta fue la primera procesión de la Semana Santa en Badajoz. Devoción y tradición comparten protagonismo en este desfile procesional, con momentos llenos de emoción como la salida y entrada al templo de los pasos, los reviraos en las calles estrechas o su parada frente a la ermita de la Soledad. Al cierre de esta edición, las previsiones meteorológicas eran favorables, por lo que los hermanos confiaban en culminar el recorrido, que este año se alargaba para pasar por las calles San Pedro de Alcántara, Soto mancera y Montesinos, sin sobresaltos.

El Cristo de la Humildad, rodeado de flores rojas y moradas, estrenó una capa roja bordada en hilo de oro, regalo de una hermana de la cofradía, que llevaba encima de su túnica más antigua, en beige y también bordada en oro. La Agrupación Musical Cristo Rey la acompañó.

Mientras, la Virgen de los Dolores lució por primera vez algunos detalles como la puntilla dorada del rostrillo, un puñal de plata en el pecho y un pañuelo de mano, todos obsequios de devotas de la imagen. De nuevo, la talla, acompañada por la Banda de Guzmán Ricis de Barcarrota, se vistió con la sayaa hecha a partir de un traje cedido por el torero Alejandro Talavante.

Por otro lado, el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, preside esta mañana (11.00 horas) la misa Crismal, que concelebrarán unos 200 sacerdotes de la diócesis. En esta celebración, los curas renuevan sus promesas sacerdotales y son consagrados los santos óleos y el crisma utilizados el resto del año en todas las parroquias. Desde las diez de la mañana, habrá confesores en el templo.