Ismael paseaba con su abuelo por el campo. «Una carriuela» o «un marapapu», le señalaba las flores. Fue su antecesor el que le legó el estremeñu, la lengua de Extremadura. El joven de Valdelacalzada heredó un tesoro «ninguneado» que con el paso del tiempo ha pasado a ser más que residual. El Rebollar, Sierra de Francia, Aravalle, La Jara o el norte de Huelva, zonas fronterizas, aún lo conservan. En pequeñas dosis y entre sus habitantes más ancianos.

La falta de normalización, el nulo amparo legal y la poca alfabetización han condicionado que a diferencia del gallego o del asturiano, el extremeño carezca de estatus defendible más allá de generaciones. Años de trabajo después, el órgano de seguimiento y coordinación del extremeño y su cultura (Oscec) intenta recuperar su uso y darle una forma unificada para que no desaparezca cuando los mayores lo hagan. Para ello, presentan una ortografía y un diccionario con las equivalencias del estremeñu al castellano. El joven ha recorrido cada pueblo para recuperar palabras como encarruchau (acaramelado), perigallu (granuja), xariegu (hortera) o esparramá (reprimenda).

El objetivo es «crear un extremeño estándar», apostilla, una tarea ardua debido a la variedad entre zona y zona que dificulta la tarea de aunar un estremeñu estándar. «La riqueza del extremeño es enorme», destaca. «Los prejuicios» son los que han alejado a los extremeños del habla tradicional. «Somos como somos», destaca. «Resulta chocante que salgamos orgullosos como defensores de nuestra tierra, de nuestra gastronomía y de nuestros monumentos y nos olvidemos de la lengua», lamenta. Critica también la falta de apoyo de las instiuciones a las que califica de «consentidoras» de la situación de desamparo que vive el habla extremeño. «Hace tiempo lanzamos nuestro alegato a la asamblea y nunca obtuvimos respuesta», añade.

Entre los próximos proyectos, Carmona revela que trabajan en una guía de conversación con frases para desenvolverse en estremeñu que verá la luz este mismo año. En cualquier caso, la organización mantiene sus reivindicaciones para que se incluya como materia en las escuelas e imprime su actividad diaria de difusión en redes, con conferencias para que se reconozca el valor de la lengua extremeña como lo hacen en cualquier territorio.