En su discurso para activar la moción de censura y ser presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez calificó de «urgente» la derogación de la llamada ley mordaza y la usó como una de sus armas claves en la crítica al PP. Sánchez se refería sobre todo a los artículos que fueron recurridos por la oposición y que limitan las libertades de expresión, reunión y manifestación.

Pero de momento la norma sigue en activo, aunque la previsión es que antes de que acabe el año haya ya un texto definitivo que elimine los puntos más polémicos y que cuente con suficiente apoyo parlamentario para salir adelante.

No obstante, sobre la mesa hay dos propuestas: la del PSOE, que pide la derogación al completo de la Ley de Seguridad Ciudadana y la vuelta a la norma anterior, la ley Corcuera de 1992; y la del PNV, que plantea conservar la normativa actual y modificar los aspectos más criticados (la opción que, por ahora, tiene más posibilidades).

Devoluciones en caliente

Pedro Sánchez también puso el foco (mediático) en la disposición adicional que legalizó las denominadas devoluciones en caliente en las vallas de Ceuta y Melilla (una medida que está igualmente recogida en esta Ley de Seguridad Ciudadana).

Después de ser muy crítico y denunciar esta política de inmigración, su Gobierno ha autorizado esta misma semana una operación inusual de la Guardia Civil y la Policía Nacional en la frontera sur de España. Un total de 116 migrantes que lograron entrar el miércoles en Ceuta tras saltar la valla fueron devueltos a Marruecos. Las ONGs que trabajan en la zona hablan de «un paso más allá en la vulneración de derechos humanos». Más allá de las devoluciones en caliente.