Desde las asociaciones que luchan contra la violencia de género y tratan casi a diario con esta lacra social, como es el caso de Malvaluna, con sede en Mérida, insisten en recordar que la educación en valores de igualdad, en el respeto, desde la primera etapa escolar, es la principal clave para evitar futuros comportamientos machistas que terminan en agresiones (físicas y psicológicas).

Un ejemplo: El mito del amor romántico basado en los celos enfermizos, el control absoluto (del teléfono móvil, de la ropa, de las relaciones sociales...) presente entre los adolescentes se convierte en uno de los mayores riesgos si los referentes son solamente determinadas series de televisión o canciones de moda.

Lo que plantean estas asociaciones es que mientras que casi toda la inversión (económica) se centra en las acciones de protección a posteriori, apenas se tiene en cuenta la educación en los centros escolares. De manera que todos los esfuerzos se basan en medidas que se establecen cuando la mujer ya es víctima, cuando ya ha sufrido la agresión, cuando se ha ejercido el maltrato machista.