Si hay en el sistema sanitario extremeño personas comprometidas con promulgar un estilo de vida saludable entre ellos está, sin duda, el doctor Emilio Salguero. Desde la unidad que lleva precisamente ese mismo nombre y que él mismo coordina en el centro de salud de Valdepasillas, en Badajoz, afronta a diario la obesidad y el tabaquismo, «los dos principales problemas de salud pública que existen» y sin embargo «tenemos abandonados a los fumadores y a los obesos», critica.

Y es una cuestión que le preocupa especialmente por los datos no dejan de empeorar. «Tanto en España como Extremadura el sobrepeso y la obesidad van en aumento. En los últimos 25 años se han triplicado y aquí no se ha tocado techo todavía, como parece que sí está ocurriendo ya con el tabaquismo». ¿Por qué? «Porque el ambiente en la España del siglo XXI es plenamente obesogénico, es decir, los trabajos requieren cada vez de menos esfuerzos físico, el ocio es más sedentario y la alimentación, más calórica y adictiva. Vivimos en un ambiente enemigo, favorecedor de la obesidad y no se toman medidas», explica. «Cada vez vamos a tener más gente discapacitada por culpa de la obesidad y, además, se va a producir un gasto santario cada vez mayor pero para tratar problemas derivados del exceso de peso».

A ese ambiente se añade el poco caso que, a su juicio, se le presta a la obesidad en el sistema sanitario. «Es un problema al que ni la administración ni los profesionales (salvo excepciones) están haciendo frente», lamenta. «Estamos todos metidos en una barca que se hunde y en lugar de preocuparnos por dónde entra el agua y poner un tapón, estamos sacando el agua con cubos». Se refiere de este modo a que se trata la diabetes o la hipertensión con fármacos «porque es lo más cómodo», pero no se trata lo que ha provocado esa diabetes o esa hipertensión: la obesidad. Para ello, dice, deben estar también los médicos y enfermeros de Atención Primaria. «Tienen que ser los profesionales que aborden el problema, los que motiven, animen y apoyen al obeso para cambiar sus hábitos alimenticios y acabar con el sedentarismo, pero no nos hemos mostrado nunca como su ayuda». Dice que los pacientes no acuden a que el médico les ayude a perder peso, sino a que les mande directamente al endocrino: «porque no nos hemos mostrado como ayudadores, como la ayuda visible», insiste.

Además de una mayor implicación de los profesionales de la Atención Primaria, el doctor Salguero también considera necesario la presencia de nutricionistas y profesionales de la actividad física en los servicios de salud. «Sería muy conveniente que al menos una vez a la semana contáramos con estos profesionales, que pasaran consulta, estimularan a los pacientes y también nos enseñaran a médicos y enfermeros, sería lo ideal. Ahora mismo, con lo que representa para la morbimortalidad y el gasto sanitario, tener contratadas a estas personas sería coste efectivo».

El protagonista, advierte, también tiene parte de responsabilidad. «Por supuesto que hay gente que no está dispuesta a cambiar su escala de valores pese a las consecuencias que pueda tener para su salud comerse todos los días siete filetes, por ejemplo, pero hay otras muchas personas que sí podríamos rescatar, a los que se les puede enseñar a comer bien y a los que se les puede cambiar la vida». Concluye: «La obesidad requiere una solución global y la implicación de todos: profesionales que motiven, gobernantes que creen programas específicos y espacios que favorezcan la actividad física, calles peatonales, restricciones al tráfico, espacios verdes... y también voluntad de los pacientes».