Entrevista | ANGUSTIAS GARCÍA HERRÁIZ Dirige la unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria en Badajoz

«Nunca hay una sola causa, pero sí un detonante»

Angustias García Herráiz, psiquiatra responsable de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria en Badajoz.

Angustias García Herráiz, psiquiatra responsable de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria en Badajoz. / SANTI GARCÍA

Hace 20 años que Angustias García comenzó a trabajar con trastornos de la conducta alimentaria al frente de la unidad especializada que hay en Badajoz (en el centro de salud de Valdepasillas). Entones llegaban a allí fundamentalmente casos de chicas en edad universitaria, principalmente con problemas de anorexia y bulimia. Ambos trastornos siguen siendo los principales motivos de consulta, pero la edad media de las afectadas (en un 90% siguen siendo mujeres) ha ido cayendo progresivamente y ahora se sientan frente a ella menores que en ocasiones no sobrepasan los 8 o 9 años: «nunca hay una causa en estos problemas, sino varias causas y un detonante»

--¿Qué factores influyen en la aparición de un trastorno de la conducta alimentaria? 

--No es anoréxico el que quiere sino el que puede, entendiendo esto como quien tiene detrás una predisposición y una serie de conflictos. Hay factores genéticos, predisponentes individuales e incluso familiares, porque hay familias que se alimentan muy mal o que dan mucha importancia a la imagen corporal. Y junto a todo eso están los factores sociales y la presión por una imagen ‘perfecta’ ajustada al modelo imperante. Es algo que está influyendo muchísimo en este último año, fundamentalmente con redes sociales como Instagram o TikTok, que hacen que esté muy presente la imagen corporal y que se comparen con otras personas. Aun así, todos esos factores influyen, pero suele haber un precipitante, algo que provoca que todo estalle.

--¿Se detectan a tiempo este tipo de trastornos?

--A veces nos llegan cuando llevan un año o dos lidiando con él, y eso supone que hemos perdido uno o dos años para tratarlas. O llegan sin ninguna motivación, obligadas por las familias, y hay que convencerlas para tratarse. 

--¿Son importantes el entorno familiar o los amigos?

--Muy importantes, para bien y para mal. Muchas de las niñas que nos llegan han tenido un entorno escolar muy malo o tienen un entorno familiar muy malo. En las familias en las que no hay demasiada conflictividad intrafamiliar suele haber un mejor pronóstico.

--¿Cómo lo viven las familias?

--Les asusta, sobre todo en el caso de las pacientes con anorexia, que tienen una desnutrición importante. Los padres temen que su hija tenga que ser ingresada, que se pueda morir… Para un padre la alimentación de un hijo es algo básico y por eso muchos vienen con sentimiento de culpa. Y hay que convencerles de que ellos no son culpables, que el principal responsable es el paciente.

--¿Cuánto tiempo suelen estar en tratamiento?

--Si va bien, durará entre uno y cinco años. Más del 60% se curan aunque pude quedar en ellos una pequeña secuela en forma de una especial atención por cuidarse, pero un 20% pacientes se convierten en crónicos. Y hemos tenido dos casos que acabaron falleciendo.

--¿Cómo trabajan con ellas?

--En la primera consulta hacemos un evaluación intensa de su historia clínica, no solo para saber qué le ocurre, sino sobre todo para saber por qué le ocurre. A partir de ahí, la enfermera y yo trabajamos en renutrirlas y abordamos sus miedos a los alimentos y a subir peso. Nos centramos en las afectadas y sus familias, esto último con la ayuda de la Asociación en Defensa del Tratamiento de los Trastornos Alimentarios de Extremadura (Adetaex), que trabaja con los padres en un grupo de psicoeducación. 

--Habla del papel predominante de las redes sociales ahora.  

--Las redes sociales son un arma incontrolable para estas pacientes. La mayoría son niñas muy jóvenes que no tienen edad para cuestionar algunas de las cosas que ven en ellas y la realidad es que su influencia es algo que va en aumento con la nueva moda de las influencers asociadas al éxito. Muchas de las chicas que tratamos se han estado apoyando en esas influencers y en ese otro boom que hay ahora de que podemos cambiar todo en nuestro cuerpo. Si no te gusta tu nariz, te la cambias, y así con todo. Todos los compañeros que trabajamos en España en estas unidades estamos viendo el mismo escenario: parecía que la mujer había empezado a tener otra posición en la sociedad, pero qué va, hemos dado un paso atrás.

--¿No hay forma de anticiparse al problema?

--Creo que sí. En las charlas que damos en los colegios hablamos de que hay muchas cosas en las que se puede trabajar. Por ejemplo, promover una dieta mediterránea, que las familias coman juntas y que fortalezcamos la autoestima desde niños. Porque una chica con una buena autoestima es más difícil que caiga. Se puede ver mejor o peor, tener más o menos complejo, pero es difícil que pueda llegar a un problema así. Y al primer signo de alerta, hay que consultar.