Los vecinos de Trujillo viven últimamente expectantes. El pasado fin de semana se encontraron con la parte antigua prácticamente blindada por el rodaje de la 'Casa del Dragón', la precuela de 'Juego de Tronos', y muchos volvieron ayer a tener problemas para acceder al centro de la ciudad. «Hoy tenemos el día ya hecho», lamentaba la dueña de una pastelería en una de las calles de acceso a la plaza Mayor.

El centro histórico de la ciudad se llenó ayer de vallas y multitud de agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad que, durante unas horas, blindaron los accesos al epicentro, la zona de seguridad, como la llaman los organizadores. Ayer no había actores ni actrices famosos rodando la exitosa serie de ficción, pero sí gente que habitualmente solo ven por la televisión: 18 ministros, nueve del Gobierno español y otros tanto del portugués, y sus máximos líderes, Pedro Sánchez y António Costa, a quienes prácticamente tampoco pudieron ver ni los vecinos de la localidad ni aquellos que venidos desde otros puntos de la región se apostaron bajo los soportales de la plaza Mayor (a la que algunos accedieron con mucha dificultad) para protestar. 

Miembros de Milana Bonita también se concentraron ayer en Trujillo. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Milana Bonita, Adenex, Ecologistas en Acción, Movimiento Tren Ruta de la Plata, el Foro Extremeño Antinuclear, Plataforma contra el Muro de Navalmoral y distintas plataformas contra las minas (de la comarca de Olivenza, Alconchel, Cañaveral, Cáceres, Campiña sur y la Villuercas) pusieron melodía, con pitos y cánticos, a esta cumbre hispano-lusa llena de focos (con más de un centenar de periodistas y medios gráficos acreditados), que arrancó en el castillo de Trujillo con la recepción de los presidentes (no aparecieron por allí ninguno de los ministros y se dice que no se hizo en la plaza para que nadie enturbiara el momento y la interpretación de los himnos de España y Portugal a cargo de la banda militar del Regimiento Inmemorial del Rey nº 1 y). 

Sánchez y Costa contemplan las vistas desde el castillo de Trujillo. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Un encuentro que ayer tocó de lleno, además, algunos de esos temas que preocupaban a los manifestantes, como la situación del ferrocarril o las minas de litio, pero que no tuvo en cuenta las peticiones de los que allí de concentraban, entre otras cosas porque ninguno de los presidentes les escuchó. Ni ellos ni los ministros se dejaron ver por la plaza Mayor, a pesar de que la sede de los encuentros, el Palacio de los Duques de San Carlos, estaba apenas a unos pasos de las protestas. «Seguro que ni nos han oído, pero saben que estamos aquí. Y no estamos para pedir un tren digno que nos conecte solo con Madrid y Lisboa, sino otra muchas mejoras necesarias en la línea de ferrocarril y también en las carreteras», señalaba Juan Carlos López, de la plataforma Milana Bonita. Tampoco pasaron las autoridades por la calle de la tienda de Óscar Izquierdo, Sabor a dehesa, aunque sí lo han hecho en estos últimos días las personas que se han dedicado de preparar al detalle todo el engranaje logístico de este encuentro bilateral. «Me han comprado muchas cosas estos días y aunque hoy voy a tener pérdidas porque no puede acceder la gente a esta zona, al final creo que es positivo que se hagan cosas importantes en la ciudad porque eso nos podrá traer más beneficios en el futuro». María José, propietaria de otro negocio de alimentación un poco más arriba, también valoraba esta visita positivamente: «Hoy venderé poco, pero el foco está aquí y Trujillo, al final, está sonando».