El Periódico Extremadura

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ACTO INSTITUCIONAL EN LA CÁMARA AUTONÓMICA

"Los primeros días de la invasión rusa no se pueden describir con palabras"

La Asamblea de Extremadura conmemora su 39 aniversario con un acto simbólico "de apoyo unánime y firme" al pueblo ucraniano. Oksana Shevkina, que reside con su hijo pequeño en el albergue de Olivenza, ha sido la voz de todos ellos

Oksana (centro) y Nadiia reciben un ramo de flores de manos de la presidenta de la Asamblea tras su intervención en el acto institucional. Rodian Contador

El 24 de febrero de 2022 iba a ser aparentemente un día cualquiera para Oksana Shevkina. Pero su país amaneció estremecido con el sonido de las explosiones a las cinco de la mañana. Enseguida supo que nadie iría ya a trabajar y que las escuelas cerrarían indefinidamente. A sus 41 años tuvo que dejarlo todo en su tierra natal, Ucrania, para huir con su hijo Serhii de la muerte y la barbarie de la guerra. 

Ellos son dos de los refugiados que en este tiempo han recibido asilo en Extremadura y actualmente viven en el albergue que Cruz Roja gestiona en Olivenza. Oksana se ha convertido este sábado en la voz del pueblo ucraniano al tomar la palabra en la conmemoración del 39 aniversario de la Asamblea de Extremadura, que ha sido un acto simbólico «de apoyo unánime y firme» al pueblo ucraniano tras la invasión rusa.

«El mayor instrumento que tenemos en esta casa es el uso libre de la palabra y hay un pueblo que la necesita para expresarla en libertad porque le ha sido usurpada por la guerra», ha defendido la presidenta de la Cámara, Blanca Martín. «Están aquí huyendo de la muerte, con el único interés de seguir vivos y poder volver a lo que quede de sus hogares», ha recordado.

El veterano Nikola, el bebé Imark, Julia, Olena, Natalia, Cristina, Katrina, Reduán, Marina… Oksana Shevkina y su traductora, Nadiia Astapenko (también dejó su país en septiembre de 2019 porque el conflicto en Ucrania no comenzó el pasado febrero, sino con la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014) han sido la voz de todos ellos, que han pasado por situaciones similares, cada uno con su drama y su historia personal.

Refugiados ucranianos escuchando en pie el himno de su país, este sábado en la Asamblea. EL PERIÓDICO

Con la voz entrecortada, varias pausas para contener las lágrimas y la voz cargada de tristeza, Oksana ha relatado la suya a un hemiciclo lleno de diputados, presidentes, expresidentes, senadores y autoridades civiles y militares que no han podido si no aplaudirla en más de una ocasión. «Hay un antes y un después del 24 de febrero», ha dicho.

El horror de los primeros días

«Los primeros días no se pueden describir con palabras y las noches fueron peor que las pesadillas» en la ciudad en la que residía, Brovary, muy cercana a Kiev. Unos días después del inicio de la invasión comenzó a trabajar como voluntaria alimentando a ancianos abandonados y preparando comida caliente para los hombres de la defensa territorial. Pero la ciudad de Kiev eran entonces el principal objetivo de las tropas rusas, «trataron de rodearla por todos lados», y Brovary sufrió bombardeos.

Oksana, durante su intervención ante el hemiciclo. EL PERIÓDICO

Los sótanos en los que se refugiaban dejaron de ser seguros y una de las voluntarias que trabajaba con Oksana aconsejó sacar a los niños de la ciudad. Su marido se quedó en Ucrania, pero ella y Serhii iniciaron, junto a una amiga y su hijo, un largo viaje por Europa con el apoyo de Cruz Roja: Eslovaquia, después Alemania, Francia y España. Se dirigían a Portugal, donde tenían previsto reunirse con una conocida de la amiga de Oksana.

El 18 de marzo llegaron a Badajoz, en principio para hacer parada y descansar en su camino al país luso. Allí Oksana se encontró con Nadiia, que le habló de su experiencia en España y le aconsejó «parar unos días para pensar qué hacer». Y decidió finalmente quedarse en Olivenza, en el albergue de Cruz Roja con su hijo, donde comparte con sus compatriotas «una sentida unión hacia nuestro pueblo».

Oksana ha agradecido en nombre de los ucranianos residentes en Extremadura el apoyo recibido por las instituciones españolas, extremeñas y locales, así como «la gran humanidad y acogida de Cruz Roja». «En el pueblo español vemos al pueblo ucraniano porque compartimos una forma de ser», ha dicho.

"La mayor revolución"

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha invitado a los ucranianos residentes en Extremadura a que se queden «aquí todo el tiempo que sea preciso» y les ha instado a que hagan de la región y de España su segunda familia, su segunda patria y su segunda casa.

Pero al margen del apoyo al pueblo ucraniano, en el acto también se ha puesto de manifiesto la gran "revolución" que estos 39 años de autonomía han supuesto para el avance y bienestar del pueblo extremeño. En un breve discurso, Fernández Vara ha repasado los hitos más significativos de este periodo, del que ha destacado la paralización de la central nuclear de Valdecaballeros, la creación de la Universidad de Extremadura, la puesta en marcha del Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres o la asunción de las competencias en educación y sanidad. Ha recordado también la riada de Badajoz y el ejemplo de unidad y consenso de Extremadura, pues un año después "nadie pasó las navidades fuera de un hogar".

En el acto han intervenido también las cuatro diputadas más jóvenes de los cuatro grupos parlamentarios: Soraya Vega (PSOE), Gema Cortés (PP), Marta Pérez Guillén (Ciudadanos) y Lorena Rodríguez (Unidas por Extremadura), todas nacidas después de la constitución de la Asamblea.

La actuación de la asociación folclórica de La Antigua de Mérida ha cerrado el acto. EL PERIÓDICO

 Soraya Vega, del PSOE, ha reivindicado «alto y claro el valor de las autonomías» y ha mostrado en cifras el vuelco dado por Extremadura en estos casi 40 años, con 10 hospitales, 420 consultorios locales, un centenar de centros de salud y 123 Puntos de Atención Continuada; o con un índice de analfabetismo o estudios primarios que ha pasado del 84% en 1983 a un 8% en la actualidad.

La diputada de Cs Marta Pérez Guillén ha defendido que en los momentos cuando «todo se tambalea» las instituciones deben demostrar su «robustez y tienen que actuar como refugio» y ha pedido a los que «tengan un sueño» que confíen en Extremadura, porque, según ha dicho, «en esta tierra solo hay que tener ganas y tener voluntad».

En representación de Unidas por Extremadura, Lorena Rodríguez ha defendido el mundo rural y la necesidad de acercar a él y a los jóvenes las instituciones, además de advertir del peligro que suponen formaciones políticas, como Vox, que no creen en el Estado de las Autonomías.

La más crítica ha sido la diputada del PP Gema Cortés, que ha lamentado «la falta de voluntad de acuerdo» en el Parlamento regional y ha pedido que se reconduzca esta situación para que, con llegada de los fondos europeos, se pueda construir entre todos «el modelo de región que queremos dejar a nuestros hijos y nietos».

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